
La división del Estado de Occidente: Una historia menos contada
Este artículo es el último de la serie para conmemorar los 200 años de la fundación del estado de Occidente (1824-1830), y lo destinaré a comentar el proceso que condujo a su división y al surgimiento de los actuales estados de Sonora y Sinaloa
ESPECIAL, jun. 21 del 2025.- La opinión de los historiadores que ha predominado es que la división tenía que suceder, que era algo casi natural, ya fuera por cuestiones identitarias o por los intereses de las élites regionales. Sin embargo, este punto de vista no le da suficiente importancia a la lucha que dieron ciertos sectores por mantener el estado unido, y el peso definitivo que tuvieron las fuerzas políticas nacionales en el triunfo final de los divisionistas. Elementos que se analizan a continuación.
Coincido en que las élites regionales fueron un actor decisivo y que buscaron dividir el extenso territorio para dotar de mayor autonomía a sus respectivas áreas de influencia. Pero el consenso por la división se rompió en 1823, con el movimiento federalista que demandaba dar más facultades a las provincias para que se convirtieran en estados casi independientes. Con esa expectativa los diputados de Sonora y Sinaloa al Congreso Constituyente de 1824, prefirieron la creación de un solo estado a dividir las provincias, logrando la creación del Estado Interno de Occidente con capital en la villa de El Fuerte.
Probablemente tal ubicación de la capital influyó para que los diputados de la parte sureña intentaran aprovechar su mayoría en el congreso local y declarar capital a Culiacán, pero no lo lograron por la oposición de los diputados por Sonora: José Manuel Estrella y Tomás de Escalante, así como de Jesús Gaxiola del Fuerte. A partir de entonces se inició una fuerte discusión sobre la división del estado, conformándose dos facciones: una conformada por el gobernador Francisco Iriarte, rico minero de Cosalá, y los diputados de Culiacán que favorecían la división, en tanto que diputados de Sonora y de la región Álamos-El Fuerte, estaban por mantener unido el estado.
Sin embargo, el debate rebasó el ámbito local ubicándose en el nacional, tanto en el Congreso como en las legislaturas de los estados, en donde se empalmó con la lucha política entre las logias masónicas de los ritos yorkino y escocés, en la cual las primeras estaban por la unión y las segundas por la división.
Durante la hegemonía yorkina, con Vicente Guerrero como presidente, se detuvo la aprobación de la división; pero en la medida que se fue debilitando, las legislaturas de otros estados la aprobaron y el Congreso nacional empezó a intervenir en la política del estado de Occidente, como fue rechazar la destitución del gobernador Francisco Iriarte que había hecho el Congreso local.
En esta etapa se dio un intenso debate público exponiéndose argumentos en los que se discutía si había intereses comunes o no. Es de mencionar a Pablo Villavicencio, El Payo del Rosario, reconocido publicista yorkino, con su escrito titulado: “Si en Sonora hay división cierta es la revolución”. También son interesantes los documentos redactados por los divisionistas pues introdujeron el tema de la diferencia de identidades entre sinaloenses y sonorenses; en tanto que los unionistas insistían en la hermandad entre los sonorenses u occidentales de las partes baja y alta del estado.
Cuando ya se tenía claro que la tendencia política nacional favorecía la división, la ciudad de Álamos propuso al congreso local separarse del departamento del Fuerte, para agregarse al de Horcasitas, con lo cual quedaría en el estado de Sonora. Son llamativos sus argumentos porque cuestionaban que no había una clara frontera entre ambas provincias, aunque –a la par- retomaban argumentos de los divisionistas de que sus “costumbres, intereses, genios y preocupaciones” se identificaban con Sonora.
Finalmente, el Congreso nacional aprobó la división del estado y el 14 de octubre de 1830 se emitió un decreto para la instalación de las legislaturas de Sonora y de Sinaloa. Con ello se inició un proceso sostenido de recreación de las identidades sonorense y sinaloense. ¿Qué opina usted? ¿La división era inevitable? ¿Se dividieron artificialmente algunas comunidades?
Información de: oem.com.mx