Poder Judicial: la clave es el 2024
El panorama se nos puede complicar en el mediano plazo si se percibiera que una Corte independiente es algo que puede perderse en México.
ESPECIAL, nov. 30.- Existe consenso en el mundo respecto al hecho de que un Poder Judicial independiente es una condición esencial para la democracia.
Pero, hay más, también lo es para la certidumbre jurídica.
Aunque en diferentes ocasiones hemos hablado en este espacio de las perspectivas favorables que el nearshoring ha creado para México, también hay que señalar que estas podrían ser mucho mejores, si hubiera una mayor certidumbre jurídica.
Al revés, el panorama se nos puede complicar en el mediano plazo si se percibiera que una Corte independiente es algo que puede perderse en México.
Sabemos cuál es el volumen de inversiones que puede llegar a México en función de los anuncios que han hecho las empresas, pero desconocemos cuál es el volumen que no está llegando a nuestro país si tuviésemos un Estado de derecho pleno.
Estas consideraciones vienen a propósito de lo que está ocurriendo con el Poder Judicial.
Al margen del rechazo de la terna ayer, lo más probable es que la sustitución del ministro Arturo Zaldívar recaiga en una mujer cercana al presidente de la República.
El hecho de que la Constitución prevea la posibilidad de la designación directa por el presidente luego de que dos ternas hayan sido rechazadas por el Senado, le da a López Obrador la libertad para poner en la Corte a quien él quiera.
No obstante, aun así no cambiaría el balance de fuerzas dentro de la Corte, pues se mantendría un grupo de ocho ministros, que de acuerdo con las votaciones de los últimos años han mostrado criterio autónomo.
Y tendríamos tres ministras que probablemente respaldarán las iniciativas del presidente.
Con ello, sigue sin haber posibilidad de que leyes abiertamente inconstitucionales puedan ser aprobadas por el Congreso y validadas por la Corte, pues requiere de cuatro ministros que sean partidarios del Ejecutivo, los que no se alcanzan hoy.
Por esa razón es que en buena medida, el futuro del Poder Judicial se jugará probablemente con la sustitución del ministro Luis María Aguilar, que termina su periodo en diciembre del 2024.
Si ganara Morena, la presidencia de la República nuevamente podría repetir el procedimiento de enviar dos ternas al Senado y, al final, la eventual presidenta Claudia Sheinbaum, en caso de que ganara la contienda, decidiría.
Claro, hay otro escenario, se trata del llamado ‘plan C’, que permitiría que la propuesta de López Obrador para remover a los actuales ministros y magistrados pudiera ser aprobada por el Congreso en septiembre de 2024, al instalarse la nueva legislatura.
Eso requeriría desde luego que Morena y sus aliados obtuvieran la mayoría calificada en ambas cámaras.
De acuerdo con las tendencias disponibles, hasta ahora ese escenario se ve distante, de modo que si no se tienen las mayorías calificadas de las cámaras, entonces la clave para neutralizar a la Corte sería el nombramiento de un cuarto ministro que fuera afín al Poder Ejecutivo.
¿Cuál es la perspectiva que tendría Sheinbaum respecto a la composición del máximo tribunal del país?
No lo sabemos. Lo que hasta ahora ha expresado es su respaldo a la iniciativa que enviaría López Obrador de la elección directa de ministros y magistrados.
Lo que será determinante, seguramente, al margen del resultado de la elección presidencial es la composición de las cámaras del Congreso.
Me parece que los grados de libertad que puede tener la futura presidenta de la República, aun si proviene de Morena, van a ser muy diferentes dependiendo de la composición del Poder Legislativo.
En el año 2018, Morena y sus aliados obtuvieron el 45.9 por ciento de los votos en la Cámara de Diputados y el 45.6 por ciento de ellos en la Cámara de Senadores. Se ve difícil llegar ahora a esos porcentajes.
Si bien le hemos puesto la máxima atención a la elección presidencial, y tal vez algunos procesos de elección de gobiernos locales, me parece que para el futuro de largo plazo del país, y particularmente para la independencia del Poder Judicial, tendremos que ponerle un mayor acento a lo que ocurra con los legisladores.
Sin mayorías absolutas en las cámaras por parte de Morena, este país cambiaría profundamente, al margen de la elección presidencial.
Por Enrique Quintana
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