Nunca es tarde para dar las gracias

“Comienzo con una palabra que todos los hombres, desde que el hombre es hombre, han proferido: gracias» Octavio Paz

Por: Stephania Santoyo Castellón

“¡Muchas gracias!” Son dos palabras que diversos idiomas han descifrado el corazón de todos los seres humanos. El agradecimiento es una de las conductas que desde todos los tiempos ha existido. Damos gracias a lo que tengamos fe, a las personas que nos salvan de los grandes peligros, pero también a los servicios diarios que vemos, desde que un automóvil nos ceda el paso, de que alguien nos ofrezca agua o comida, hacer un regalo o cualquier otra acción que hace que el corazón se sienta en calma.

Estoy convencida que en la vida hay numerosas batallas y de ellas se desencadena el sufrimiento. Es frívolo pensarás darle las gracias a alguien que nos ha querido hacer la vida complicada o que sabiendo realidades no han hecho nada, pero de forma directa o indirecta a cada persona que se cruza el transcurso de la vida, de todos ellos, puedes y podemos aprender algo, ya sea de la parte positiva o de la parte negativa que han dado, porque de lo negativo, lo hemos de reorientar y sacar algo positivo de esa situación vivida, eso es una experiencia más en tu vida, la cual más adelante agradecerás, agradeceremos.

Veo a mi alrededor sufrimiento y acepto que estoy sufriendo, no todo es perfección desde acá, pero no puedo dejar pasar cuando estoy agradecida porque cada persona que me ha ayudado merece el valor de ser reconocido, porque en esas batallas que puedo y puedes tener, el agradecer debe ser el contrapeso a las cosas negativas que estén ocurriendo.

En ocasiones recibimos cosas desinteresadamente de personas, porque casi estoy segura que quien se animó a ayudar, antes fue ayudado, y si no valoramos esos detalles, damos la oportunidad de entrar un círculo vicioso donde gane el enojo, la envidia y un sin fin de comentarios con acciones que perjudican.

Cuando nos acostumbramos a agradecer amplía nuestra visión a situaciones buenas que pasan alrededor, de otra manera, si no agradecemos esas situaciones, pasan desapercibidas y puede convertirnos en una persona resentida.

Al dar las gracias, reconoces y le demuestras a la persona, le das valor a lo que has recibido de ella. La persona que recibe este gesto entiende así que lo que ha hecho, por pequeño que parezca, ha sido importante y positivo. Como siempre digo el hecho de sacar una sonrisa a alguien de tu entorno, hace ya que recibas unas “gracias“, la cual muchas veces nosotros se lo devolvemos con un “gracias a ti“.

Tal vez nos quedamos con oportunidades donde pudimos decir “¡Gracias!” Pero no lo hicimos, entonces es un motivo para empezar a entrenar con el agradecimiento, todo tendrá resultados favorable y si alguien no te agradece la acción, “pa’ que te agüitas” ahí está otro motivo para ganarles a esas personas resentidas, es motivo para invitarlas con nuestras acciones de qué estas hecho.

Puedo concluir en este momento con darte las gracias por leerme y compartirte que estoy aquí, con la meta fija de seguir diciendo ¡Muchas gracias! Porque me he dado cuenta que esas dos palabras provocan una sonrisa y paz en mí. Ayuda a que estemos motivados y alegres, ayuda a que podamos compartir ese sentimiento con otros, por eso se dice que “La memoria del corazón es el agradecimiento.”

Doctora en Educación

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