Miguel Hidalgo y Costilla, la historia no contada del héroe patrio

El llamado «Padre de la Patria» fue un rebelde, erudito e insurgente que se peleó con la iglesia e incluso fue excomulgado pero, ¿todo fue bueno?

ESPECIAL, mayo 8.- Calles, monumentos e incluso un estado llevan su nombre, se trata de Miguel Hidalgo y Costilla, conocido por dar el grito con el que llamó a la insurgencia el 15 de septiembre de 1810. Esta es la historia no contada de un héroe patrio.

Miguel Hidalgo nació el 8 de mayo de 1753 en la Hacienda de Corralejo, en Guanajuato y se le conoce como el Padre de la Independencia, pero la verdad es que el cura murió mucho antes de que se concretara esa guerra.

En realidad a los 4 meses de que se dio el Grito de Dolores, Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez fueron capturados en Coahuila.

El cura fue llevado a una cárcel en Chihuahua, donde, tras varios meses de juicio, perdió el sacerdocio y fue sentenciado a muerte.

Hidalgo fue fusilado el 30 de julio de 1811 a las 7 de la mañana”, las cabezas de los héroes de la patria quedaron colgadas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas.

Y aunque fue un percusor del movimiento el cura no logró ver a México independiente, y el verdadero “Padre de la Patria” fue don Agustín de Iturbide.

Hidalgo no es el mismo que sale en la monografía

La imagen de Hidalgo que conoces, realmente no es él ya que jamás fue retratado.

“¡Se inventaron a Hidalgo!”, aseguró el escritor Taibo II en el documental “El cura Hidalgo y sus amigos“.

Por lo que la imagen de un cura blanco con una larga túnica negra es una invención y gracias a historiadores mexicanos se sabe que él era de tez morena.

“El teniente Pedro Armendáriz, comandante del pelotón que ejecutó a Miguel Hidalgo en la villa de Chihuahua en 1811 y por consiguiente testigo de su muerte, aseguraba que el cura de Dolores era de tez morena“, dice un fragmento de la bibliografía Los retratos de Hidalgo, de José Herrera Peña.

De acuerdo con la historia no contada de Hidalgo, fue el emperador Maximiliano I de México fue quien le dio un rostro a Miguel Hidalgo y Costilla, 50 años después de su muerte.

Como no habían retratos de él y no se sabía cómo era físicamente; en 1866 el Emperador le encargó al pintor Hidalgo de Joaquín Ramírez un retrato del cura de Dolores, según se dice el pintor se basó en el rostro de un jardinero del Castillo de Chapultepec o en un sacerdote belga, aún se desconoce a quién pertenece el rostro que todos conocemos.

El motivo del Emperador de hacer el retrato fue dar una identidad a los ciudadanos del Imperio

Lo más cercano a Hidalgo es una estatua de madera hecha por el escultor Clemente Terrazas cuando el cura pasó por Guadalajara.

La escultura la puedes ver en el Museo Nacional de Historia, en la Ciudad de México.

La historia oscura del cura

Eugenio Aguirre dedicó años de investigación sobre la vida de Hidalgo, en su biografía sobre este personaje histórico, lo describe como un hombre acaudalado que decidió luchar contra la Corona española tras verse afectado por el cobro de “impuestos absurdos“.

El historiador Fortino López Robles coincide en su libro: El padre Hidalgo y las rutas primeras de la insurgencia, donde señala que en su infancia Hidalgo fue privilegiado por ser el hijo del administrador de Corralejo, una hacienda ubicada al noroeste de la ciudad de Pénjamo.

Estudió en el Colegio de San Nicolás Valladolid, del que llegó a ser rector; en 1778, fue ordenado sacerdote y en 1803 se hizo cargo de la parroquia de Dolores, Guanajuato, por lo que su educación era muy completa.

En entrevista con CNN México, Aguirre explicó que su obra muestra “los desmanes que cometía Hidalgo, de su lado oscuro, de su permisividad para que los insurgentes cometieran saqueos y asesinatos de inocentes, sus titubeos en las batallas, su falta de pericia como estratega militar”.

A Miguel Hidalgo y Costilla también se le recuerda por su frialdad para ordenar saqueos y matanzas, una de ellas sucedió en Guanajuato en la Alhóndiga de Granaditas donde no pudo parar la bestialidad con que sus tropas arrasaron con todos los pobladores, incluidos mujeres y niños.

También se hizo llamar “Su Alteza Serenísima” tras dar el grito del el 15 de septiembre.

Esto causó fricciones entre Hidalgo y Allende, quien como militar no veía con buenos ojos la indisciplina de las multitudes y las matanzas y saqueos que estos realizaban, pero Hidalgo argumentaba que el permitir el vandalismo les allegaba más gente a su causa y por otro lado estos representaban una justicia social de la que la gente estaba ávida.

Otro ejemplo es la película Hidalgo: la historia jamás contada (2010), donde se presentó al famoso sacerdote mexicano como un hombre religioso y liberal, pero amante de todo tipo de placeres.

La Iglesia lo excomulgó

El 24 de septiembre de 1810, Manuel Abad y Queipo, Obispo electo de Michoacán, promulgó un edicto de excomunión para el cura Miguel Hidalgo.

Abad y Queipo quería excomulgar a Hidalgo a como diera lugar para evitar que más gente se sumara al movimiento insurgente.

La excomunión tenía como fin último provocar miedo en la población, en ese momento casi todas las personas se asumían como católicos, por lo que la religión era muy importante.

El argumento para excomulgarlo fue “por haber atentado contra la persona y libertad del sacristán de Dolores, del cura de Chamacuero y de varios religiosos del convento del Carmen de Celaya”.

“Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, excura del pueblo de Dolores. Lo excomulgamos y anatemizamos, y de los umbrales de la iglesia del todo poderoso Dios, lo secuestramos para que pueda ser atormentado eternamente por indecibles sufrimientos, justamente con Dathán y Habirán y todos aquellos que le dicen al señor Dios”, señala el escrito.

El proceso degradatorio se llevó a cabo el 29 de julio de 1811 en una de las salas del Hospital Real de Chihuahua, y consistió en raspar la su piel de la cabeza, que había sido consagrada, como cristiano y sacerdote, con el santo crisma.

También le arrancaron la yema de los pulgares e índices de las manos que habían sido consagradas el día de la ordenación.

Después lo entregaron al gobierno español para que lo fusilaran.

Cabe señalar que la excomunión de Hidalgo no fue legítima. De acuerdo con el derecho canónico, la facultad de excomulgar está reservada solamente a los obispos consagrados.

En 2007 que la Arquidiócesis de México investigó el juicio clerical al que fueron sometidos Miguel Hidalgo, José María Morelos y otros religiosos que participaron en la guerra de Independencia, para anular su excomunión.

La Arquidiócesis de México tomó esa decisión luego de que la Comisión Especial de Apoyo a los Festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución presentara un punto de acuerdo ante la Cámara de Diputados para solicitar el levantamiento de la excomunión de esos caudillos.

Por Montserrat Aguirre

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