No existen puertas imposibles de abrir, solo puertas para las que aún no has encontrado la llave

Muchas veces en la vida, tal vez incluso más de las que quisiéramos, nos encontraremos ante situaciones que en algún momento dado consideraremos insalvables, pero una cosa es que en ese momento no podamos superarlas y otra muy distinta que en realidad sean insuperables.

Si hiciéramos un recuento por la historia de la humanidad podríamos encontrar casi casi en cada década de su existencia situaciones que se creían insuperables pero que con el tiempo resultaron no ser así. El que un buque de metal flote en el agua, el que un avión de hierro vuele en el aire, las vacunas, el ir a la luna y un sinfín de eventos que lo único que nos dicen es que nada está dicho ante eventos que se consideran imposibles.

Pues bien. De la misma forma podríamos señalar que la vida de cada uno de nosotros es como una historia de la humanidad en pequeño. Nacemos, crecemos, aprendemos, maduramos. Igual como ha sido la historia de la humanidad. Y de la misma forma que ha sido la historia de la humanidad, en muchas ocasiones nos encontraremos ante situaciones que consideraremos imposibles de superar.

Si vemos la historia de la humanidad y todas esas situaciones imposibles que luego llegaron a ser posibles podremos concluir que no hay que ser tan duros en las conclusiones sobre lo que se puede o no hacer. Es más, basta con que veamos nuestra propia vida, seguro estoy que encontraremos situaciones que, al igual que la historia de la humanidad, consideramos en su momento imposibles de vencer o superar para darnos cuenta después de que no eran así.

¿Y a qué viene todo esto? Simplemente para no constreñir, no enclaustrar a nuestra mente en un paradigma que no solo es falso, sino que nos hace daño: el paradigma del “no se puede”.

Digo que ese paradigma es falso por los ejemplos que hemos estado mencionando y que nos muestran que ante la vida nunca se está dicha la última palabra. Digo que nos hace daño pues nos pone en una situación de fracaso, de infortunio, de desesperación.

Pero bien, podrás decir, aun así, en ocasiones nos enfrentaremos a situaciones o eventos que consideremos insalvables, ¿qué hacer ante eso? Me gustaría decirte más bien lo que no hay que hacer y es pensar que en efecto son insalvables. Más bien vamos pensando cómo es que aún no hemos visto la manera de superarlos, de resolverlos, pero que, como situaciones de vida, sean las que sean, no podemos darle ese poder decisivo de imposibles.

Lo mejor que podemos hacer ante los obstáculos, retos y desafíos que encontremos es no darles ese poder de etiquetarlos insuperables, después de todo no existen puertas imposibles de abrir, solo puertas para las que aún no has encontrado la llave.

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial – Gestión Universitaria – Liderazgo Emprendedor

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