El Madrid brinda cátedra
ESPECIAL, abr. 5.- No perdona el Madrid cuando juega una final o afronta una situación límite como la de anoche en el Camp Nou. Jugó con el aplomo, la seguridad y también la eficacia de los equipos campeones para alcanzar la final de Copa que jugará el 6 de mayo contra Osasuna en Sevilla. El Barça se batió con entereza mientras se sintió cerca de la victoria con el rugir del Camp Nou. No tuvo respuesta en cambio a partir del 0-1. Intentó igualar el partido con esfuerzo después del 0-3 para acabar de mala manera, derrengado en la cancha y vaciada la grada, avergonzada la afición por una goleada que no se daba desde 1963. A los azulgrana les faltó juego, futbolistas y acierto, demasiadas concesiones ante un Madrid talentoso y contundente, mucho mejor que el de la Liga. El del martes no era un encuentro más sino la semifinal de Copa, una cita suficientemente importante para que el Madrid despojara al Barça, denunciara sus carencias y le sometiera a un marcador de escarnio en un momento crítico en un aturdido Camp Nou.
Nada pareció escapar del control de Ancelotti. Había anunciado que ya le tocaba ganar al Madrid después de tres derrotas consecutivas y pronosticó una final contra Osasuna nueve años después de disputar la última contra el Barça en Mestalla. No hubo más incógnita en el estadio que la de saber por cuántos goles ganaría el Madrid en el quinto y último clásico de la serie 2022-2023.
Aunque el marcador jugaba a favor del Barça por el 0-1 de la ida, el partido se presentaba mejor para el Madrid. Ancelotti disponía de muchos más jugadores, la plantilla entera a excepción de Mendy, y podía cambiar de plan sobre la marcha siempre que quisiera, ya fuera por necesidad o por voluntad propia, en función del 0-1. La alineación simplemente era un punto de partida por más rara que pareciera la presencia de Camavinga como lateral izquierdo y consecuente resultara la apuesta por Rodrygo. Así que el Madrid atacó nada más sacar de centro, estirado por los dos costados con sus brasileños Rodrygo y Vinicius, tan intimidadores con la pelota como ausentes defensivamente para suerte de Araujo y Balde.
Los recursos de Xavi a diferencia de Ancelotti eran tan limitados como preocupantes por la ausencia de futbolistas decisivos en la línea de vida del equipo como Christensen, Pedri, De Jong y Dembélé. Nadie se equivocó con la formación dispuesta por el entrenador del Barcelona. Más sorprendente fue en cambio la facilidad con la que alcanzó el marco de Courtois. La presión de sus delanteros sobre la salida de los zagueros blancos era tan solvente como el juego de pies de Ter Stegen. El portero conectaba fácilmente con Raphinha, Kessié y Lewandowski. Las pérdidas eran escasas, funcionaban los cambios de orientación y Raphinha estuvo muy cerca del gol en dos acciones cara a cara con Courtois.
Aunque el partido se jugaba más en la cancha madridista, Rodrygo desequilibraba y amenazaba en cada llegada ante Ter Stegen. El partido era tan entretenido como disputado en el campo y muy animado por una hinchada que en el minuto 10 paró de aplaudir al Barça para invocar a Messi. El fútbol intenso de los dos equipos mezclaba con duelos exigentes y también correctos hasta que Vinicius se cruzó con Gavi. El brasileño absorbió el juego y la bronca del Camp Nou. La bandera azulgrana la tomó Kessié.
El control era alterno y las ocasiones escasas por la falta de profundidad a pesar de la velocidad de Balde y las afrentas de Vinicius. La concentración y las ayudas defensivas se imponía a los ataques capitaneados por los goleadores Benzema y Lewandowski. Ambos comparecieron en la penúltima jugada previa al descanso, una acción que anunciaba el 1-0 y acabó por ser el 0-1: Courtois respondió con una gran parada a un remate del polaco y Benzema acabó la transición después de un disparo de Vinicius. El ariete empujó el rechazo de Araujo cuando la pelota ya superaba la línea de meta de Ter Stegen.
El Madrid más ofensivo marcó en una jugada de contraataque, siempre más peligroso a campo abierto, cuando pudo correr y escapar de la presión, el repliegue y la falta táctica del Barça. La eliminatoria quedaba igualada: 1-1. El gol animó a Vinicius, virtuoso en un caño ante Araujo, y serenó al Madrid, que pasó a jugar y a tocar, igual de solvente en ataque estático cuando una conducción de Modric acabó con un tiro inapelable de Benzema: 0-2.
La contienda y la eliminatoria quedaron sentenciadas para desespero del Camp Nou. La suficiencia madridista, expresada por un triplete de Benzema, contrastó con la inferioridad de los azulgrana, derrengados, desconcertados y tan contrariados que acabaron riñendo, expuestos en cada acelerón del Madrid. Al Barça le queda ahora nada menos y nada más que ganar una Liga que se da por ganada a falta de 11 jornadas, mucho tiempo y más con el recuerdo del 0-4 del Madrid.
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