Muere el papa Francisco, un vendaval social y reformador en la Iglesia

El pontífice ha fallecido a los 88 años, según ha anunciado el cardenal Farrell

Íñigo Domínguez/El País

ROMA, abr. 21.- El papa Francisco ha fallecido este lunes a los 88 años, según ha anunciado el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano.

La Santa Sede lo ha hecho público a las 9:52 con un comunicado: “Hace poco, su eminencia, el cardenal Farrell, ha anunciado con tristeza la muerte del papa Francisco, con estas palabras: ‘Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre.

Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”.

Francisco, que salió del hospital el pasado 23 de marzo tras una larga hospitalización de 37 días por una grave neumonía, apareció en público por última vez este domingo en la plaza de San Pedro, para dar la tradicional bendición Urbi et orbi. Apenas podía hablar y solo deseó una feliz pascua a los fieles. Luego dio una vuelta por la plaza en el papamóvil, una escena que ahora se convierte en su despedida de la multitud.

Su último encuentro conocido fue con el vicepresidente de los Estados Unidos, J. D. Vance, a quien recibió en una audiencia privada.

Francisco ha sido el Papa que ha pilotado la entrada de la Iglesia en el siglo XXI, afrontando los dilemas actuales (y con una cuenta en Instagram desde 2016).

Ha abierto caminos aún inciertos que tocará a su sucesor cómo recorrer. La aceptación fraternal de homosexuales y transexuales, permitiendo la bendición de parejas y que sean padrinos; la entrada de las mujeres en altos cargos de la Curia y una llamada a “desmasculinizar la Iglesia”, aunque ha congelado el asunto más polémico, el de la ordenación femenina; el acercamiento a los divorciados que se han vuelto a casar.

Si hay una palabra que resume la prioridad de su mandato es “periferia”, de quien está al margen de la sociedad, de la ciudad, de las fronteras, quien se halla lejos del poder. Se ve en sus viajes, 47 a 66 países, en los que casi siempre ha evitado las grandes potencias o países de fuerte tradición católica, como por ejemplo España, donde no ha ido nunca. Solo se planteó ir a Canarias, por la crisis de las llegadas de inmigrantes desde África. Su primer viaje, de hecho, ya definió su línea: fue a la isla italiana de Lampedusa, punto de llegada de migrantes. A ellos y a todos los hombres, creyentes y no creyentes, quiso dejar en su autobiografía, publicada en enero de 2025, un mensaje reducido a una palabra, el título del libro: Esperanza.

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