El Callejón del Beso en Álamos: el rincón más romántico de todo el noroeste del país

Por Carlos Castro / El Sol de Hermosillo

ESPECIAL, feb. 13.- Situado en el corazón del pueblo mágico de Álamos, el Callejón del Beso es uno de los sitios históricos más populares de todo el estado, visitado anualmente por cientos de miles de personas que con sus parejas buscan rendirle honor a su nombre.

“En las últimas décadas se pueden encontrar muchas historias de amor en torno a ese lugar”, señaló en entrevista Juan Carlos Holguín, cronista municipal de Álamos.

“La leyenda original, muy similar a la de Guanajuato de origen shakesperiano, cuenta que dos jóvenes enamorados no podían vivir su romance por la oposición de sus familias, por lo cual se besaban a través de los balcones divididos por el estrecho callejón, acción que dio paso a su nombre” – Juan Carlos Holguín, cronista municipal de Álamos

Así, es por demás común ver a parejas tomándose fotos en este lugar mientras comparten un beso y hay otros que aprovechan para proponer matrimonio, inspirados por el romanticismo que impregna el que es considerado uno de los callejones más famosos de todo el norte del país.

Primeros años de historia

En un principio, la calle era conocida como Callejón Angosto, y hasta la fecha aún existen personas mayores que así le llaman.

Otros registros apuntan al nombre Callejón Martín Garatuza, en honor al famoso personaje del mismo nombre que en el siglo XVII cometió algunas fechorías en contra de la inquisición al estilo Robin Hood, mientras vestía de clérigo.

“A mediados del siglo pasado se le empieza a llamar Callejón del Beso ante la fama que empezó a adquirir el Callejón del Beso de Guanajuato, por estas similitudes que ambos tienen, de ser callejones angostos, que hay balcones que están muy cerca uno del otro y las paredes altas muy antiguas” – Juan Carlos Holguín, cronista municipal de Álamos

“Ahora, por qué existe ese callejón: La tradición oral nos dice que ese callejón fue de los muy pocos que sobrevivieron a una ordenanza que hubo por parte de José Rafael Rodríguez Gallardo, un visitador de la Nueva España en Álamos que dio la instrucción de que se eliminaran ese tipo de callejones tan angostos en 1753”.

Esto, a raíz de la proliferación en aquel entonces de basura, animales muertos, agua estancada y personas indigentes, siendo un foco de infección de la mayoría de las enfermedades que padecía el pueblo alamense.

“Entonces está documentado que se dio la instrucción de construir las casas del centro pared con pared y que quedaran únicamente las calles principales. Y este fue el único callejón que sobrevivió desde 1753.

“Es también de los muy pocos que conservan este empedrado bien hecho, donde las piedras son casi planas por arriba, muy típico de los empedrados coloniales. Si uno revisa fotos antiguas de principios del siglo pasado ya está ese empedrado ahí”.

Otras leyendas

Sin embargo, no todo ha sido color de rosa en este lugar, y aunque hoy en día predomina su aspecto romántico, el Callejón del Beso guarda otras leyendas como la del “Perfume de violetas”. Así lo cuenta el propio Juan Carlos Holguín:

“La historia cuenta que una mujer rica venida a menos pedía limosna en ese lugar, siempre perfumada con violetas. Ya anciana y luego de mendigar por años en el callejón, falleció, distinguiéndose el aroma a violetas cuando su alma vaga por el lugar, generalmente a muy temprana hora”.

“Más falsas que ciertas, estas historias le dan un valor agregado al callejón, inmaterial y pintoresco, que contribuye a la gran cantidad de leyendas que se cuentan de diversos puntos de la ‘Ciudad de los Portales’”.

El callejón en la actualidad

El Callejón del Beso continúa siendo uno de los sitios más concurridos por la gente local y los turistas, al conectar La Alameda y el Mercado Municipal con la Plaza de Armas.

“Y definitivamente es uno de los más famosos, es un paso muy importante que forma parte de la vida de todos los alamenses, porque todos cruzamos por ahí y tenemos alguna anécdota que contar, no necesariamente romántica” –  Juan Carlos Holguín, cronista municipal de Álamos

A pesar de su valor histórico, en años recientes los turistas también han vandalizado el lugar rayando sus paredes y el mismo empedrado, grabando las iniciales propias y de sus parejas como una constancia de su visita y de su amor.

“En los últimos años los turistas han acostumbrado a rayar las piedras con plumones. Y hay un cariño y un aprecio muy particular a esa calle, a diferencia de otras, que hace que inmediatamente se mande a limpiar”, refrendó el cronista municipal.

“El recuerdo que realmente se debe llevar la gente es primeramente la experiencia de cruzarlo, de a lo mejor detenerse para observar su belleza e incluso cómo se ve el cielo desde ahí, que las paredes parece que se juntan arriba. Y una foto”.

Por eso, pide atentamente a los visitantes que no dejen marcas y rayones que no contribuyen a la riqueza cultural ni al atractivo del callejón.

“Al contario, va en detrimento de su belleza. Si la gente quiere visitar un pueblo colonial debe respetar sus lugares y también ser consciente del costo y desgaste que genera el estarlo limpiando, el estar tallando las piedras con ácido o con cepillos metálicos para remover las tintas ya está empezando por erosionar un poco y eso continuará si no se tiene este cuidado”.

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