Vacaciones escolares, ¿tiempo para dormir?
ACTITUDES
Rafael Robles Flores
“Estamos preparando jóvenes para trabajar en empresas o funciones que aún no existen, para utilizar tecnologías que aún no han sido inventadas y para resolver problemas que aún no han sido solucionados.” Karl Fish
Recién ha concluido el ciclo escolar y tanto padres de familia como jóvenes se preguntan qué hacer durante el periodo vacacional de verano.
En diversas ocasiones he escuchado a mamás a las cuales se les hace una eternidad tener a sus hijos en sus casas durante el receso de verano. Imagine usted la gran labor que realizan los profesores en las aulas cuando interactúan con grupos de más de 40 estudiantes.
Las vacaciones académicas no implican necesariamente que los hijos se levanten cerca del mediodía, se vayan a dormir a altas horas de la madrugada, se pasen horas y horas frente a un aparato conectado a internet.
Ciertos papás se dan por bien servidos porque sus hijos sacan buenas notas escolares, pero eso ya no basta para triunfar en la vida en un mundo cada vez más global y competitivo.
Los veranos son una oportunidad para desarrollar y consolidar habilidades para la vida de niños y jóvenes. Dependiendo de las competencias que desarrollen las nuevas generaciones en casa y fuera de ella, se les generarán mejores oportunidades en su futura vida.
El Foro Económico Mundial realizó un estudió a nivel mundial para revisar las competencias que los jóvenes requieren desarrollar en el siglo XXI. Las conclusiones fueron que los estudiantes que busquen mejores oportunidades tendrán que esforzarse en consolidar lo siguiente: sensibilidad a la cultura nacional y a la cultura de otros países, solución de problemas complejos, trabajo colaborativo, comunicación oral y escrita, pensamiento crítico, pensamiento innovador, liderazgo, inteligencia emocional, ética, negociación, orientación al servicio, entre otros.
¿Cómo se puede apoyar el desarrollo de estas competencias en los hijos durante las vacaciones? Dependiendo de las edades se puede participar en el quehacer del hogar, en actividades culturales y deportivas o en campamentos de verano. Otros más grandecitos pueden prestar horas de servicio comunitario en algún organismo social, realizar prácticas profesionales en alguna empresa aun cuando no se reciba remuneración económica, emprender algún tipo de venta de un producto o servicio, estudiar horas diarias de inglés (YouTube y otros portales ofrecen miles de opciones para aprender otro idioma y gratis) o aprender un oficio apoyado por algún familiar o amistad.
Malcolm Gladwell en su libro “Fueras de Serie” (2009) estudió a personajes que tuvieron éxito y revisó sus historias. Una de sus conclusiones fue que para que alguien llegue a dominar alguna área de la vida, requiere más de 10 mil horas de práctica, esfuerzo y aprendizaje. Es decir, se requiere mucho trabajo para desarrollar competencias. Gladwell pone el ejemplo de Bill Gates que cuando dejó la Universidad de Harvard para fundar Microsoft ya tenía más de 10 mil horas programando desde sus tiempos de secundaria en Seattle. El chico Gates había pasado horas y horas programando hasta hacer realidad una empresa de clase mundial. ¿Cuántas horas dedican sus hijos a desarrollar alguna competencia adicional a las escolares en este verano?
Por lo tanto, vale más que vayamos tomando previsiones en la formación integral de nuestros hijos desde su infancia. Cada verano será la oportunidad para nuevos aprendizajes. De lo contrario, si nuestros hijos se la pasan en la cama y con excesos en sus vacaciones, mañana otros obtendrán mejores niveles de vida. Usted, ¿qué piensa?
@rafaelroblesf
Lic. en filosofía. Maestría en educación con especialidad en comunicación organizacional en el Tecnológico de Monterrey.
Estudios en la Universidades de Nevada, Minnesota, Mount Royal y Columbia Británica.