López Tarso, el primer actor que de niño vivió en Navojoa y Hermosillo
El multifacético actor aseguró a Quién que su más grande pasión fue el teatro, aunque también se consagró en el cine, la televisión y fue diputado federal.
ESPECIAL, mar. 12.- El 15 de enero de 1925 la Ciudad de México vio nacer a uno de sus más grandes actores, Ignacio López Tarso. Al lado de su familia; sus papás Alfonso López Bermúdez e Ignacia López Herrera, y sus hermanos Alfonso y Marta, don Ignacio creció entre Veracruz, Hermosillo, Navojoa y Guadalajara. Este 11 de marzo de 2023, también en la capital del país dio su último suspiro, a los 98 años.
En la Perla Tapatía López Tarso conoció su más grande amor profesional. En entrevista con Quién el 7 de agosto de 2017, don Ignacio aseguró: «He trabajado, me formé y me hice actor en el teatro, la televisión no existía en México cuando me hice histrión. El cine llegó años después».
Aquel día López Tarso abrió su corazón y compartió «podría decir que las tablas son mi carrera fundamental, es mi actividad principal. Es lo más disfrutable». A lo largo de su vida el primer actor descubrió que «prefiero contar las anécdotas en el escenario. Me siento cómodo».
Antes de consagrarse como uno de los hijos favoritos de los escenarios, el séptimo arte y la televisión, don Ignacio tuvo que ingeniárselas para poder salir adelante; estudió la secundaria en Valle de Bravo, pero ante la falta de una estabilidad económica tuvo que entrar al seminario para continuar sus estudios.
Después de estar en el Seminario Menor de Temascalcingo, en el Estado de México, y en el Seminario Conciliar de México en Tlalpan, Ciudad de México, al no tener una vocación sacerdotal optó por cumplir con el Servicio Militar en los regimientos de Veracruz y Monterrey.
En su carrera militar alcanzó el grado de Sargento Primero, pero tampoco quiso seguir adelante por ese camino. Encontró una oportunidad como agente de ventas de una empresa fabricante de ropa de mezclilla, pero al no cumplir con sus expectativas decidió irse a Estados Unidos a probar suerte.
En la pisca de uva y naranja, en California, sufrió un accidente cuando se cayó de un naranjo sobre unas cajas y se lastimó de gravedad la espina dorsal; para superar la parálisis que sufrió tuvo que tomar un año de terapias en la Ciudad de México. A pesar de todo fue en la capital del país donde encontró su verdadera vocación.
En 1949 ingresó a la Academia de Arte Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), su maestro fue nada menos que Xavier Villaurrutia, gracias a él conoció a Xavier Rojas, fundador del grupo Teatro Estudiantil Autónomo (TEA), al que se unió ofreciendo presentaciones al aire libre en las calles, plazas, parques, mercados y diversos lugares.
También recibió la tutela de Salvador Novo, quien preparó a don Ignacio para su debut como estudiante en el escenario en la obra El sueño de una noche de verano de William Shakespeare, y como profesional formó parte de elenco de Nacida ayer, de Garson Kanin, en 1951.
«Parece ser mi lugar predilecto en la vida, estando ahí me siento seguro, feliz y no quisiera bajarme nunca. Estoy muy bien ahí», compartió don Ignacio a este medio hace casi siete años. Pero fue para 1959 cuando alcanzó su consolidación en la Época de Oro de Cine Nacional, con la película que lo hizo inmortal, Macario.
Para 1961 llegó a la televisión, también para transformarse en favorito con cada uno de sus trabajos; desde el primero: Noches de angustia y hasta el más reciente en la producción en curso de la bioserie de Gloria Trevi, en la que participó en un capítulo, bajo la producción de Carla Estrada.
En la máxima tribuna del país
López Tarso también se desarrolló como secretario general de la Asociación Nacional de Actores (ANDA); durante su administración hizo, dicho por él mismo a este medio en abril de 2017, mejoras importantes en un momento crítico para la vida del organismo y del país.
«Tomé el cargo en diciembre, después del temblor de 1985. Se invirtieron millones de pesos en la reconstrucción y recimentación de todos los edificios de la ANDA, de oficinas, del Teatro Jorge Negrete, del edificio de enfrente. Incluso, yo hice los restaurantes y los consultorios», detalló don Ignacio.
En la política nacional fue diputado priísta por el VIII Distrito Electoral, la hoy CDMX, de 1989 a 1991, en el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari. «Los pobres me recibían mejor, con sopes, tacos, tequila y pulque, mientras que los ricos no mucho. Me divertí mucho como diputado», finalizó López Tarso.
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