
Las tumbas de los últimos fusilados en Sonora
Octubre 30 del 2025.- ¿Conoces la historia de los Sátiros en Sonora? Si visitas el panteón de San Agustín, coloquialmente conocido como “Yáñez” (en Hermosillo) notarás que en el bloque 12, junto a la barda perimetral en el norponiente, se encuentran dos tumbas de color negro y cruces rojas, donde descansan los restos de los últimos fusilados antes de que fuera abolida la pena de muerte en la entidad.
Se trata de José Rosario Don Juan Zamarripa y Francisco Ruiz Corrales, dos hombres que cometieron actos atroces a mediados del siglo XX: abuso sexual y asesinato de dos menores.
El 6 de julio de 1950, en una curva del Río Yaqui, fue localizado el cuerpo de Ernestina Leyva Cajeme, de 4 años, quien esa noche había sido sustraída de su domicilio por el primero de los hombres.
Su destino fue fatal y, aunque el responsable negó los hechos, terminó por confesar abrumado por las pruebas en su contra, quedando recluido en la cárcel de Ciudad Obregón.
El 12 de octubre, el juez que llevaba su caso lo sentenció a pena de muerte, sin embargo, Don Juan Zamarripa apeló la resolución, por lo que su caso fue trasladado a la capital sonorense, internándose en la penitenciaría que hoy funge como el Museo Regional de Sonora.
Por su parte, Francisco Ruiz Corrales le arrebató la vida a María de la Luz Margarita Mendoza Noriega, de 6 años, el 18 de enero de 1955 en Hermosillo, cuando con engaños la convenció de acompañarlo con la promesa de comprarle todos sus tomates, pues la pequeña se dedicaba a venderlos desde tempranas horas junto a su hermano.
Al no regresar a casa, la familia dio aviso a las autoridades, y las investigaciones apuntaron a Ruiz Corrales, quien al ser interrogado reveló incluso el lugar donde había dejado el cuerpo de la víctima.
El último fusilamiento en Sonora
De acuerdo con un documento del cronista municipal Ignacio Lagarda Lagarda, la madrugada del 18 de junio de 1957 se llevó a cabo el último fusilamiento en la historia del estado.
Los reos cenaron un plato de frijoles, café y pan, y fueron visitados por el sacerdote Hermenegildo Rangel Lugo.
A las 5:00 horas, ambos fueron escoltados hacia el paredón de fusilamiento, donde, frente a alrededor de 60 internos con delitos similares, fueron abatidos cinco minutos después.
El 7 de febrero de 1975, 18 años después, la pena de muerte fue abolida en Sonora, y en México, finalmente, en 2005.
Las tumbas de los sátiros permanecen pintadas de negro con cruces rojas en el camposanto, donde puede leerse en la barda contigua: “Sátiros, pum, pum. Junio 19, 1957.”
Información de: oem.com.mx
