¡Una ola de alegría!

CELULOSA regala a los hijos de sus trabajadores un día inolvidable

NAVOJOA, Sonora; may. 6 del 2025 (NPN).- El Parque Infantil de Navojoa fue el epicentro de la risa, el juego y el color.

Bajo un cielo generoso y entre árboles que se mecían al ritmo de la alegría, Celulosa y Corrugados de Sonora celebró el Día del Niño con una jornada que dejó huella no solo en los pequeños, sino también en sus familias y en cada trabajador que formó parte de esta fiesta entrañable.

Desde las 15:00 horas los pequeños, acompañados de sus padres, apresuraban el paso para entrar al lugar que se transformó en un universo mágico: globos de todos los colores, música infantil, personajes de Disney que parecían haber escapado de la pantalla, y una energía contagiosa que lo envolvía todo.

Pero lo que hizo especial esta celebración no fue solo la escenografía festiva, sino el espíritu con el que se vivió cada momento.

Los verdaderos protagonistas fueron los hijos de los trabajadores de Celulosa, pero el alma del evento fue, sin duda, la comunidad que lo hizo posible.

Fueron los propios empleados quienes repartieron paletas, entregaron dulces y acompañaron cada juego con una sonrisa.

No había jerarquías, no había etiquetas, solo personas unidas por un mismo propósito: regalar felicidad.

“Es lindo ver cómo todos colaboramos por algo tan bonito”, decía con emoción los trabajadores “somos una familia”.

Y así fue. No se trató de una celebración organizada desde la distancia, sino de una vivida desde adentro. La empresa estuvo presente no solo como anfitriona, sino como parte activa del evento, reconociendo el compromiso de su gente y reforzando ese mensaje que a veces se olvida: que el trabajo también puede ser un espacio donde florezcan la solidaridad y el compañerismo.

Más allá de los juegos, las risas y las golosinas, lo que se celebró este Día del Niño fue algo más profundo. Se celebró la pertenencia, la unidad, el sentido humano que muchas veces se pierde entre papeles y horarios. Se celebró el valor de construir comunidad, de mirar a los compañeros como aliados y de entender que crecer como empresa también implica compartir momentos como este.

Al final del día, cuando el sol se despedía y los niños se iban con globos en la mano y dulces en los bolsillos, quedaba algo en el aire: una emoción compartida, un orgullo silencioso y la certeza de que en Celulosa, la alegría también es parte del trabajo.

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