¿Qué puede venir después de la aplicación de aranceles a México?

ESPECIAL, feb. 2.- Desestimando todas las advertencias respecto al impacto negativo que para los propios Estados Unidos tendría la aplicación de un arancel 25 por ciento a las importaciones de México y Canadá, el presidente de Estados Unidos aplicó la medida.

Solo dejó con un arancel de 10 por ciento al petróleo y gas.

¿Qué consecuencias tendrá esta decisión?

El más inmediato será en el tipo de cambio en cuanto se reanuden las operaciones.

La cotización del peso frente al dólar podría estar algo arriba de 21 en el caso optimista y cercana a 23 en el escenario pesimista entre lunes y martes.

Pero lo más grave será el ámbito comercial.

Los productos mexicanos se encarecerán de inmediato en el mercado estadounidense. Las empresas de ese país que dependen de insumos fabricados en México enfrentarán un dilema: absorber el incremento en costos o trasladarlo al precio final.

Uno de los sectores más afectados será el automotriz.

México es el principal proveedor de autopartes y vehículos ensamblados para el mercado estadounidense. El arancel elevará los costos de producción para fabricantes como Ford, General Motors y Tesla, que han integrado sus cadenas de suministro en Norteamérica. Si las armadoras no encuentran maneras de compensar el impacto, los consumidores en EU podrían enfrentar aumentos en los precios de los autos nuevos.

Otro sector crítico es el agroalimentario. México abastece a Estados Unidos con productos clave como aguacates, tomates, berries y cerveza. El incremento del 25 por ciento en los costos de importación podría hacer que estos productos sean menos accesibles para los consumidores estadounidenses o que los supermercados busquen alternativas en otros mercados.

Sin embargo, el cambio no es tan sencillo: la cercanía geográfica y la eficiencia de la producción mexicana han hecho de este flujo comercial un pilar de la estabilidad alimentaria en Estados Unidos.

La industria manufacturera en conjunto también resentirá el impacto. Empresas estadounidenses que dependen de productos ensamblados en México, como electrodomésticos, maquinaria y dispositivos electrónicos, verán un encarecimiento en su estructura de costos. Si bien podrían intentar trasladar la producción a otros países, hacerlo no es inmediato ni barato. México ha construido una infraestructura logística difícil de replicar en el corto plazo.

Bloomberg hizo análisis que señalan que la caída de las exportaciones podría ser hasta del 30 por ciento.

Desde la perspectiva de México, el problema es doble.

Primero, los aranceles desincentivarán la demanda de productos mexicanos en EU afectando el crecimiento de las exportaciones, que representan cerca del 40 por ciento del PIB nacional.

Si las empresas estadounidenses reducen compras a México o buscan sustituir proveedores, miles de empleos en el país estarían en riesgo.

El segundo impacto vendría del lado de la inversión. México se ha posicionado como un destino clave para el nearshoring, atrayendo empresas que buscan producir cerca del mercado estadounidense.

Sin embargo, con un arancel del 25 por ciento, el atractivo de fabricar en México se reduce. Las compañías tendrían que reevaluar si mantener sus operaciones en el país o buscar alternativas en Asia u otros mercados con menores costos impositivos.

La esperada depreciación significativa del peso encarecería las importaciones de bienes de consumo y maquinaria, lo que a su vez podría generar presiones inflacionarias.

Sin embargo, podría ayudar a la competitividad de las exportaciones. Veremos cuál es la ecuación que finalmente resulta.

Estados Unidos también perderá

Si bien la intención de imponer aranceles suele justificarse como una medida para “proteger” la industria estadounidense, la realidad es que el impacto sería negativo también para EU.

La inflación podría acelerarse si los costos más altos se trasladan a los consumidores. Productos esenciales como autos, frutas y electrónicos serían más caros, reduciendo el poder adquisitivo de las familias.

Además, las represalias comerciales son un riesgo.

México seguramente responderá con sus propios aranceles a productos estadounidenses, afectando exportaciones agrícolas o industriales.

Sectores como el de los productores de maíz y carne en EU serían particularmente vulnerables.

En conclusión, un arancel del 25 por ciento a las importaciones mexicanas no solo golpeará a la economía de México, sino que también encarecerá la vida en Estados Unidos y generará incertidumbre en las cadenas de suministro.

En un contexto global de reconfiguración industrial, el proteccionismo puede terminar siendo un arma de doble filo, afectando a quienes busca beneficiar.

Es la apuesta de Trump. Una que conducirá al fracaso, pero dejando muy elevados costos tanto en México como en EU.

Por Enrique Quintana / www.elfinanciero.com.mx

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