Continúan llegando caravanas migrantes a Oaxaca pese a deportaciones de Trump

Feb. 6.- Con su bastón en mano y sobreviviente de una embolia, que le provocó la inmovilidad de medio cuerpo, Ceredomio Ramírez Ramírez de 60 años lleva migrando desde hace 1 año; actualmente junto con 350 personas migrantes de diversas nacionalidades llegaron a Zanatepec, Oaxaca. Está es la segunda caravana que ingresa a Oaxaca en lo que va del año.

Las personas migrantes fueron recibidos en un terreno baldío con un techo de lona habilitado por la autoridad local, tras caminar bajo el Sol casi 22.8 kilómetros de Tapanatepec a este municipio ubicado en la zona oriente del Istmo de Tehuantepec. También fueron auxiliados por integrantes del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración (INM) que les otorgaron víveres y agua.

Ceredomio viaja con mujeres, hombres, adolescentes y menores de edad de diversas nacionalidades, como venezolanos, argentinos, guatemaltecos, nicaragüenses y salvadoreños.

Con la esperanza puesta en mejorar su condición de vida y resistir las embestidas de Estados Unidos, Ceredomio, originario de Venezuela, de profesión arquitecto y durante mucho tiempo constructor de obras, lamenta su condición de vida y está dispuesto a soportar lo que sea para vivir bien.

Con su voz ronca afectada por la embolia, el adulto mayor viaja solamente con un morral tradicional que le regalaron en Colombia en donde además de guardar su dinero, también lleva sus sueños.

“Acá guardo mis credenciales, unos recuerdos de allá de mi tierra y algunas cartas de amigos que leo cuando estoy triste, la gente que me ve, me dice que ya no le siga, y que me regrese allá en Venezuela, que vuelva con mi familia, pero allá no tengo nada, mis hijos ya crecieron, ya volaron; y con mis hermanos, tuvimos problemas, me quitaron la casa de mi mamá, entonces, no tengo nada que hacer allá”, dijo.

Su sueño es trabajar en Oklahoma y mejorar su salud, pues a sus 60 años se le ha complicado sobrevivir sin un solo centavo.

Migro para poder construir mi casita, porque no es fácil dejar a nuestros hijos

Maritza Carolina Escobar, de 31 años, es salvadoreña y trae los pies hinchados, aunque en ocasiones ha pensado en regresar a su país por las condiciones inhumanas en el que viaja -falta de comida y condiciones insalubres- el sueño de tener una casa, supera todos los obstáculos.

Nostálgica por dejar a sus tres hijos de 17,12 y 10 años, la joven madre lamenta las condiciones de migrar. “No hay permisos, caminamos como podemos, de comida nos dan atún, agua y galletas, es una cosa muy complicada”.

Agregó que “dejar a sus tres hijos en El Salvador no es cosa fácil”, y que una vez que consiga su sueño -el de construir su casa- “retachará para su país”.

Su principal motivación es su casa, y a pesar de las condiciones, avanzará hasta conseguir su sueño.

“Sabemos que con la llegada de Trump no es nada fácil, la Comar no nos está atendiendo, y todo mundo tiene miedo, pero yo confío en que podemos llegar y cumplir nuestros sueños”.

Para este jueves, la caravana pretende avanzar hasta el municipio de Niltepec, Oaxaca, en donde anteriormente ha sido rechazada para dormir por autoridades locales.

A esta tierra oaxaqueña, hace un mes ingresó la primera caravana del año, en ese entonces también venían un número similar de personas migrantes, quienes al llegar al poblado de La Ventosa, Oaxaca, se disolvieron.

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