El impacto emocional de los niños reclutados por el crimen organizado
Por Gustavo Moreno / El Sol de Hermosillo
SONORA, sep. 4.- Carencias emocionales y sentido de pertenencia, pueden incentivar la presencia de menores de edad y personas jóvenes, dentro de las filas del crimen organizado, indicó Francisco Piña Osuna, profesor del Departamento de Sociología y Administración Pública de la Universidad de Sonora.
El académico mencionó que las situaciones de rezago social y económico son factores importantes que explican el reclutamiento de menores de edad en organizaciones criminales, partiendo desde la falta de acceso a beneficios sociales como uno de los problemas de raíz.
“Los infantes, conscientes de su situación de rezago y de los contextos en los que viven, muchos optan por estas actividades porque están conscientes de que van a resarcir alguna necesidad económica o material, en sus familias y personales, a pesar de que son infantes, ellos quizá no sean conscientes de las implicaciones, pero sí son conscientes del hambre, del frío y sus necesidades materiales”, dijo.
Sin embargo, Piña Osuna destacó que actualmente se están desarrollando investigaciones especializadas en temas de seguridad pública y delito, las cuales exponen que la vida criminal en menores de edad puede impactar en la forma en que se perciben a sí mismos, además de cubrir necesidades emocionales y diferentes estímulos sociales.
“Aunque muy jóvenes, muy infantes, vamos a decirlo así, ellos son conscientes que dentro de la delincuencia pueden obtener reconocimiento y cubren necesidades a nivel del sentido de pertenencia, de afinidad con otros pares, también infantes, o preadolescentes, y evidentemente impacta en su autoestima”, explicó.
La cultura del delito, agregó, ha impregnado a la sociedad mexicana a tal grado que desde etapas tempranas, los menores de edad reconocen que las actividades criminales pueden saciar su necesidad de reconocimiento, que nace de carencias emocionales y una baja autoestima, las cuales se ven potenciadas cuando existen contextos de rezago social, educativo y económico de por medio.
“Esa educación, dentro de un contexto delictivo o dentro de un Estado de Derecho lábil o con muchas lagunas, permite que, cultural y socialmente, a etapas más tempranas se recorra ese deseo de insertarse a la actividad ilícita, organizada o no organizada, con el crimen de tráfico de drogas o no”, comentó.
En ese sentido, resulta preocupante que cada vez sean más jóvenes los que se observan dentro de las filas criminales, por lo que es necesario comprender las recientes detenciones como resultado de un cúmulo de factores, pues de esa forma puede que se aborde desde diferentes ámbitos, buscando atender las causas.
“En lugar de subirse, de recorrer hacia arriba, está recorriendo hacia abajo, hacia etapas más tempranas, el mexicano está recorriendo su incursión en la vida criminal hacia etapas más tempranas”, concluyó.
Tan solo el pasado mes de agosto, se detuvieron a siete menores de edad de entre 11 y 13 años en dos operativos diferentes que se llevaron a cabo en los municipios de Santa Ana y Átil, presuntamente integrantes de grupos criminales.