El impacto de las armas de EE.UU. en la violencia en México
Un informe reciente de la organización Stop US Arms to Mexico brinda nuevas claves del nutrido tráfico ilegal de armas
Ago. 31.- La armería Palmetto ofrece estos días promociones por el Día del Trabajo. Un AR-15, el rifle más usado en los tiroteos masivos, se puede comprar con un descuento de 50%. Se oferta el económico precio de 25 centavos de dólar por bala si se compra una caja de mil municiones 9 milímetros. Última oportunidad para llevarse una Glock .45 milímetros por 600 dólares, dice el fabricante ubicado en Columbia, Carolina del Sur. Palmetto deja clara su misión en su web: “Queremos vender cuantos rifles AR-15 y AK-47 sean posibles y ponerlos en uso hoy en Estados Unidos”.
Esa es la promesa de una armería que se dirige a aquellos aficionados a las armas obsesionados con la idea de que algún día tendrán que levantarse en armas contra un Gobierno tirano. Sus rifles, sin embargo, alimentan una guerra que ocurre a miles de kilómetros de las Carolinas. En octubre de 2020, el Ejército mexicano recuperó un rifle de alto poder vendido por Palmetto tras un enfrentamiento con presuntos sicarios en el Estado mexicano de San Luis Potosí. Las autoridades mexicanas han recuperado en los últimos nueve años 543 armas fabricadas por Palmetto, que cruzaron la frontera para engrosar el arsenal de la delincuencia organizada.
El caso anterior forma parte de Iron River, un informe recientemente elaborado por la organización Stop US Arms to Mexico. Es bien sabido que las armas que alimentan la violencia en México provienen de Estados Unidos, pero el documento ayuda a comprender el volumen del tráfico de rifles de alto poder y pistolas con las que se cometen decenas de miles de homicidios cada año. Estas se comercian desde prácticamente todos los rincones del extenso país. Desde Fort Fairfield, un pueblo de Maine en la frontera con Canadá, de donde salió un arma recuperada en México en 2020. Hasta sitios como Yuma, Arizona, donde fueron vendidas 593 armas entre 2015 y 2022. De estas, 591 acabaron en México (tan solo en 2022 fueron recuperadas 119). Las dos restantes fueron encontradas en Guatemala y El Salvador.
“Las armas vienen de todas partes del país, pero se trafican especialmente desde ciudades de Texas o Arizona, ciudades fronterizas de estos Estados son la fuente más importante”, señala John Lindsay-Poland, el autor del informe y miembro de la organización que lo dio a conocer. Las cinco ciudades que más armas exportaron a México entre 2015 y 20222 son Houston, Texas (2.452); Tucson, Arizona (2.156); Phoenix, Arizona (1.745), El Paso, Texas (1.658) y San Antonio, Texas (1.340).
Lindsay-Poland elaboró el documento con información obtenida a punta de recursos judiciales y después de tres años de peticiones de información a la Agencia Federal de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, por sus siglas en inglés). El lobby de la industria, con la ayuda del Congreso, han corrido una gruesa cortina que hace difícil rastrear cuál es el punto de partida de las 250.000 armas que hacen su viaje al sur cada año. El trabajo de Lindsay-Poland y un grupo de abogados permitió capear una ley conocida como la enmienda Tiahrt, que prohíbe a la ATF compartir información del rastreo de armas a prácticamente cualquiera que no sea a una autoridad que está investigando específicamente un delito.
El 1 de octubre finaliza el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Con más de 200.000 asesinatos registrados en el sexenio, el periodo se convierte en el más violento de la historia desde que se tienen registros. Con el aumento de la violencia armada, también creció el número de armas recuperadas por las autoridades mexicanas. Este aumentó un 45% entre 2015 y 2022.
Los números de serie de los rifles y pistolas son enviados después a la ATF para su análisis. Estos arrojan que dos de cada tres armas fueron fabricadas en Estados Unidos o salieron de alguna armería allí. La cifra podría ser incluso mayor, pues del tercio restante no se puede determinar el país de origen, porque algunos de los fabricantes de armas tienen plantas en países europeos, además de Estados Unidos. El 30% del armamento incautado ha sido fabricado por cuatro compañías: Smith & Wesson, Colt, Glock y Beretta. El Gobierno de México ha entablado una demanda en contra de estas y otras siete empresas en busca de un pago millonario por los daños ocasionados por la violencia armada.
Lindsay-Poland señala que la información en manos de la ATF indica también que muchas de las armas recuperadas en México estuvieron antes en un mercado secundario. “Esto significa que pudieron haber sido compradas en Estados Unidos en 2010 y después son recuperadas en México en 2022. No sabemos si estuvieron dando la vuelta por Estados Unidos todo ese tiempo o ya estaban en México. Es una señal de por qué hay que regular el mercado ahora, porque tiene implicaciones en el futuro, en diez o veinte años, porque estas armas pueden matar entonces”, señala el activista en una llamada por videoconferencia.
En los últimos ocho años, México ha recuperado 800 rifles calibre .50, armamento de guerra que promete dañar blindaje y estructuras militares a más de un kilómetro de distancia, el doble del rango del AR-15. La gran mayoría de estos son fabricados en Tennessee por la empresa Barrett. El centro Giffords asegura que estas son algunas de las armas más destructivas que existen y que no deberían tener lugar en hogares ni clubes de tiro. A pesar de esto, cualquier mayor de 18 años que pase una revisión de antecedentes puede hacerse con uno.
Iron River señala otro de los problemas que tiene el rastreo del tráfico ilegal de armas, los compradores. “El número de individuos que compran las armas es casi tan grande como el mismo número de armas”, señala Poland. “No se trata de un fulano que trabaja para un cártel y compra un gran número de rifles. Son números inmensos”, añade. A pesar del volumen, las compras se hacen de una a una por diferentes individuos, llamados compradores de paja. 942 armas adquiridas en el condado de Maricopa, en Arizona, y recuperadas en México hace dos años, fueron conseguidas por 874 personas. Solo una de cada diez personas compró una segunda arma al mismo vendedor, indica el informe. Esto para correr menos riesgos de ser detenidos por autoridades estadounidenses.
El Ejército mexicano se arma
Lindsay-Poland no solo ha obtenido la información a través del Freedom of Information Act. También realizó peticiones en el sistema mexicano, donde conoció que la Secretaría de la Defensa Nacional adquirió legalmente unas 62.000 armas de fuego durante el sexenio de López Obrador, de 2018 a 2023. El Ejército, el intermediario con la industria armada, vendió después este armamento a diferentes corporaciones policiales. No son armas de uso militar ni para particulares.
El activista advierte que el Gobierno mexicano está en una racha de compras al cierre de la Administración de López Obrador. En abril, mayo y junio de 2024, el país ha importado de Estados Unidos 10.571 rifles militares, el segundo mayor comprador en el mundo por detrás de Jordania. La cifra es más del doble del número importado por Israel (5.001), de acuerdo a la Comisión de Comercio internacional de EE UU. El Ejército mexicano también importó 453 ametralladoras de su vecino del norte.
“México sigue importando números extraordinarios de armas de fuego. Comparado con el resto del mundo, la Sedena está viviendo una racha de frenesí. Me encantaría que alguien le preguntara al Ejército para qué y por qué ahora de todos los tiempos. No tenemos respuestas a esas preguntas”, señala Lindsay-Poland.
Stop US arms to Mexico considera que Estados Unidos no respeta el principio de política exterior que impide vender armas a quienes han cometido crímenes violentos, entre estas instituciones que han violado los derechos humanos. “Hay muchas agencias de policía en México que están coludidas con el crimen organizado. Hay unidades de la Armada y el Ejército que están coludidas, no por suministrarles armas, sino por manipular al fortalecer o debilitar a diferentes organizaciones en sus plazas”, explica Lindsay-Poland.
El experto cree que la venta de armas al exterior debería seguir las mismas guías que la regulación al interior del territorio estadounidense. “El registro de antecedentes buscará si existe evidencia de que has cometido un crimen, y no solo eso, buscará si existen órdenes de alejamiento por si has sido violento con una pareja. Si existen esos precedentes no te van a vender armas”, sostiene. De momento, el río de armas al sur no parece tener freno.
Información de: elpais.com