Colosio 30: Salinas denunció la “tremenda lucha poder”
ESPECIAL, mar. 22.- En su carta pública del 3 de diciembre de 1995, el expresidente Carlos Salinas de Gortari dio el marco analítico del asesinato de Luis Donaldo Colosio como un crimen político. Las afirmaciones de Salinas fueron analizadas aquí hace un mes y sólo las reitero:
–Los sucesos de 1994 y 1995 fueron parte de una “tremenda lucha por el poder” y por “el proyecto de nación”. Carta pública del 3 de diciembre de 1995.
–Lo sucedido en 1994 fue una “respuesta de quienes dieron sus intereses afectados por el proceso reformador”. Entrevista a Rogelio Cárdenas en El Universal, 10 de febrero de 2014.
Estos pronunciamientos públicos quedaron fijos en el escenario de interpretación de la crisis de 1994-1995 y definieron un marco estratégico del asesinato de Colosio, más allá de la justificación de cuatro fiscales a modo que fueron utilizados por los dos protagonistas centrales del suceso: Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, para eludir el contexto político del asesinato en Lomas Taurinas.
La tesis del asesino solitario –después de que el primer fiscal Miguel Montes García había determinado una acción concertada o complot criminal operado por el entorno de seguridad del candidato– fue apabullada por los acontecimientos posteriores al crimen: el desplazamiento de Salinas de Gortari y su grupo por parte del nuevo grupo político de poder de Zedillo, quien había roto relaciones con Colosio en su carta del 19 de marzo de 1994, días antes del magnicidio en Lomas taurinas.
En su carta pública del 3 de diciembre, el expresidente Salinas decidió aceptar la argumentación del asesinato de Colosio como un crimen por el poder y fijó el marco referencial y analítico de sus argumentaciones:
–“Hay que afirmar con claridad que todo ello –los acontecimientos que le imputaban la responsabilidad del crimen– está inscrito en la política, tiene un propósito político y es parte de la circunstancia política de hoy”.
–“La lucha política se ha vuelto tan dura como la crisis misma, pero además parece no tener límites. Hacerme el “villano favorito” no tiene sólo un sentido anecdótico, qué va; tiene un propósito político convertirme en el foco de ataque de todas las facciones y grupos con algún agravio o interés. Pero llevado al exceso, ellos se convierten en algo tan absurdo que los ciudadanos comienzan a darse cuenta de que hay algo más atrás de eso. Como servidor público supe de errores y aciertos. Y también de responsabilidades. Los asumo. Pero hay que mostrar con claridad esta tremenda lucha política. Hacerlo así, le hará un verdadero servicio a la democratización.
–Durante mi gobierno tuve que afectar muchos intereses para proceder, entre otros aspectos medulares, a la apertura de la vida política, de las actividades económicas, de la diversificación de las relaciones con el exterior, para ir dejando atrás las relaciones sociales dominadas por grupos aferrados al poder a lo largo de varios decenios. Fueron reformas para romper el control de grupos políticos enquistados en el Estado. Se trataba de una reforma desde adentro a las estructuras del poder.
–La reacción de grupos afectados fue tremenda (…) son los grupos e intereses que se opusieron a una solución negociada del conflicto de Chiapas presionando por una respuesta aniquiladora con los reflejos de la guerra fría, rudos y violentos reflejos con los que ellos respondieron dentro del país a movimientos populares cuando obtuvieron el poder. Son los mismos que criticaron sin reserva ni medida la campaña de Colosio durante enero y febrero de 1994. Son los que quisieron imponer a su candidato para asumir el relevo tras la muerte trágica y dolorosa de Colosio.
–“Nada de lo que ha sucedido en México este año (1995) es ajeno la lucha tremenda por el poder. Lo que se está dirimiendo es que el proyecto de nación prevalecerá.
En concreto, Salinas denunció al grupo político de Luis Echeverría, Augusto Gómez Villanueva, Porfirio Muñoz Ledo, Adolfo Aguilar Zínser e Ignacio Ovalle, además de señalar “a los que sirvieron durante 18 años con el licenciado Echeverría en la Dirección Federal de Seguridad” (Fernando Gutiérrez Barrios).
A Rogelio Cárdenas Estandía, Salinas le dio también argumentaciones de que la crisis enmarcada en el caso Colosio tenía fundamentos políticos: “habían apostado a descarrilar las reformas; como no pudieron, entonces promovieron el descarrilamiento del Gobierno”. Junto con el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, “lo que vivimos en ese inicio de 1994 fue un intento de descarrilamiento del Gobierno como respuesta al proceso reformador tan intenso que habíamos llevado a cabo”.
Por tanto, la tesis del asesinato de Colosio por un tirador solitario ya no es válida y existen elementos suficientes para indagar Lomas Taurinas como una crisis de lucha tremenda por el poder, un crimen de Estado.
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