Salario mínimo y bienestar

Perspectiva

Por Moisés Gómez Reyna

Conveniente pero erróneamente el Gobierno de la 4T piensa que con aumentar el salario mínimo y repartir los apoyos monetarios de programas sociales, en automático ello se traducirá en un mayor bienestar para los mexicanos.

Esta premisa es falsa, el bienestar de las personas abarca mucho más que mejorar el ingreso y, si bien, el salario mínimo ha aumentado, éste aún es insuficiente para cubrir las necesidades básicas de una familia.

De hecho, en nuestro país no debería existir un salario mínimo, sino más bien un salario digno, es decir, aquel que alcanza y es suficiente para alimentos, pero también para tener una vivienda, atención médica y educación.

El salario mínimo actual ronda 7 mil 470 pesos mensuales. Se estima que un salario digno en México debería ser de cuando menos 9 mil pesos mensuales, ya que debe equivaler a por lo menos dos veces el monto mensual de la línea de bienestar calculada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), la cual actualmente asciende a 4 mil 461 pesos.

Por lo tanto, el salario mínimo actual aún está por debajo del nivel del salario digno y, entonces, sigue siendo insuficiente para el sostenimiento de una familia promedio de 4 integrantes en nuestro país.

Pero también es importante aclarar que alcanzar el salario digno no se logra a base de decretos. Para mejorar el nivel de ingreso de los mexicanos es indispensable elevar la calidad de nuestro sistema educativo y además crear un ambiente propicio para la generación y atracción de empleos mejor remunerados.

Por otra parte, si bien el salario mínimo ha aumentado de manera notable en los últimos años, también lo ha hecho la informalidad laboral, por lo que muchos trabajadores podrían conocer solamente por las noticias de esos incrementos al mínimo.

Aunque el salario mínimo se ha elevado de 123 pesos en 2020 a 249 pesos en 2024, el verdadero problema es que el poder adquisitivo de los trabajadores se ha reducido.

En enero de 2020, el valor de la canasta alimentaria del CONEVAL era de mil 653 pesos y a diciembre de 2023 su costo es de 2 mil 270 pesos, es decir, tuvo un alza de 617 pesos.

En el mismo lapso productos básicos como la tortilla de maíz aumentaron 48%, el maíz 53%, el pan blanco 55%, el frijol 56%, la cebolla 61%, la papa 67%, el limón 70% y el azúcar 74%.

Por su parte, la informalidad en el país creció y al tercer trimestre de 2023, el INEGI estimó que 32.6 millones de personas trabajan en la informalidad, por arriba de los 30.2 millones registrados en el tercer trimestre de 2018. Esto significa que en este sexenio 2.4 millones de personas se han sumado a la informalidad.

Lo más grave es que estas personas tienen un bajo nivel de ingreso que ronda los 7 mil 500 pesos mensuales, esto es menos de la mitad de los 16 mil 140 pesos que reciben en promedio los trabajadores formales asegurados ante el IMSS. Además, tampoco cuentan con servicios de salud, prestaciones, ni ahorro para pensiones. Por ello, no sorprende que, a pesar de los programas sociales, del alza de las remesas y del incremento al salario mínimo, la población en pobreza extrema en México pasó de 8.7 millones de personas en 2018 a 9.1 millones en 2022.

Entonces, el verdadero “piso” para avanzar en el bienestar es contar con un mejor sistema de salud y con un mejor sistema educativo, de manera que ambos permitan contar con ciudadanos saludables y más educados, de manera que estén en posibilidades de aprovechar mayores oportunidades, en empleos con altos ingresos y esto les permita avanzar socialmente.

En esta administración, 30.3 millones de mexicanos perdieron el acceso a servicios de salud de 2018 a 2022 y 1.6 millones cayeron en rezago educativo. Por eso, hasta ahora la palabra bienestar es un concepto más bien vacío en el actual sexenio de la llamada cuarta transformación.

Twitter: @gomezreyna

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