La fama por el poder
ESPECIAL, ene. 4.- Rommel Pacheco tiene todas las condiciones para ser político, y funcionario público, en una etapa en la que en México, lo que menos importa, es la experiencia, el compromiso o el trabajo en la administración pública. Con 1.5 millones de seguidores en la popular y lucrativa red de TikTok, 309 mil en X, 974 mil en Instagram, 1 millón en Facebook, no requiere más que poner a disposición de un instituto político a sus seguidores para asegurar una candidatura en este 2024.
Para los partidos políticos la popularidad en redes sociales asegura votos en las urnas, y para muestra ahí está la pareja de neoloneses, Samuel García, gobernador de aquel estado, y Mariana Rodríguez, primera dama de Nuevo León y virtual candidata de Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Monterrey, quienes se han convertido en el paradigma de los influencerses entrando a la política.
Atleta, clavadista, Rommel Pacheco ha escalado tantas plataformas en justas deportivas como camisetas en política. Especializado en salto de trampolín y de plataforma, competidor en juegos panamericanos, centroamericanos, del caribe y en cuatro juegos olímpicos, ha transitado de ser aliado del PRI en su natal estado de Yucatán, a diputado federal por el Partido Acción Nacional en el 2021 y ahora virtual abanderado de Morena a la candidatura por la alcaldía de Mérida, Yucatán.
Sin recato alguno, como su basta experiencia para dar un triplesalto desde plataformas internacionales, Rommel pasó de la camiseta del PRI a, en los últimos meses de 2023, abrazar la virtual candidatura en el PAN de Xóchilt Gálvez a la presidencia de la República, a reconocer el trabajo de Claudia Sheinbaum y sumarse a su equipo en Morena para terminar como “ganador” de las encuestas del partido oficial para obtener la candidatura a la alcaldía de Mérida.
Como muchos políticos, y deportistas que quieren ser políticos, confían que como en 2018, o 2021, Morena ganará las elecciones en su mayoría, y el pase a la administración del presupuesto lo tienen directo. No es el único. En Tijuana, un ex boxeador, campeón mundial en cuatro pesos, Erik Morales Elvira, el Terrible, también le apuesta a Morena después de haber transitado por el ring político del PRI y del PAN.
El Terrible quiere ser candidato a la alcaldía de Tijuana, una de las ciudades más inseguras, más pobladas y más complicadas del país. Y al igual que con Pacheco, Morena está en la disposición de otorgarle la candidatura, aun cuando la fama del ex pugilista ha sido opacada por la popularidad de la actual alcaldesa y aspirante a la reelección por Morena, Montserrat Caballero Ramírez. La lucha es, por decir lo menos, a dos encuestas con límite de tiempo (en la primera resultó ganadora la presidente municipal).
Morales Elvira ha colaborado con el PRI, con el PAN y ahora con Morena. A partir de 2018 fue candidato y resultó ganador para un escaño en la Cámara de Diputados, hace unos meses, la gobernadora Marina Ávila Olmeda lo reclutó para ocupar, en calidad de encargado de despacho, el Instituto Estatal del Deporte, donde, como en sus anteriores encargos, no tuvo buenos resultados, ni tiempo para demostrar sus habilidades en la administración pública. Morales se sostiene políticamente de su fama, de sus acciones como filántropo, su origen humilde y una vida sin polémicas en un medio, el boxístico que puede ser tan nocivo como tóxico. Fuera de eso, en la palestra de la administración pública no tiene más, no es bueno con el discurso, se le dificulta la palabra y el templete electoral no la favorece como el cuadrilátero. Pero siendo un hombre ya entrado en años, a sus 47, la ideo de concluir el retiro boxístico desde la alcaldía de Tijuana significa la coronación de su esfuerzo físico y personal en el deporte.
Su buena fortuna política llegó con la enemistad entre gobernadora Marina Ávila y alcaldesa Montserrat Caballero. La última, fue apoyada en la interna para su primer triunfo por el ex gobernador Jaime Bonilla Valdez, y al inicio le guardó respeto y fidelidad política y administrativa, yendo contra los designios y decisiones de la gobernadora. Eso inició por distanciarlas, y el distanciamiento se consolidó con el choque de personalidades entre las dos mujeres.
En Baja California, Morena se ha llevado carro completo en las últimas tres elecciones: 2018, 2019 y 2021. Las tres corrieron a cargo de Jaime Bonilla, quien enemistado también con la gobernadora Marina Ávila, abandonó Morena y terminó por sumarse al Partido del Trabajo, tanto en el Senado de la República como en la delegación nacional en Baja California. En este escenario de insidias personales que afectan la política, el PT no va en alianza con Morena en el Estado 29. Tendrá sus propios candidatos a diputados y senador, como para alcaldes, legisladores locales y regidores.
En estas condiciones, la gobernadora encontró en Erik Morales Elvira, el Terrible, su carta para disputar la alcaldía de Tijuana a su nombre. Ella espera, con el ex pugilista continuar con la racha electoral de Morena en Baja California.
Sin embargo, es un hecho que los deportistas metidos a política en México no han dado buenos resultados en su desempeño en la administración pública. Ejemplos como Ana Guevara y su polémica administración de la Comisión Nacional del Deporte, o Cuauhtémoc Blanco (arropado también por Morena) en la gubernatura de Morelos, un estado que destaca por la inseguridad y la violencia que se viven en esa región, en medio de los escándalos del ex futbolista mundialista que ha sido evidenciado y sujeto de juicios contra su administración, son solo dos de los que hay en el partido oficial.
Con las candidaturas de deportistas para entrar a alcaldías, gobiernos o el gabinete ampliado, es evidente que Morena no le apuesta a un mejoramiento de la administración pública, sino a aprovechar la fama, buena, para ganar el poder. Así, a costa de lo que sea, ganar elecciones no para presentar mejores prácticas de gobierno, sino para sumar triunfos electorales y aferrarse al poder, caiga quien caiga.
Por Adela Navarro Bello
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