Sin objetivos ni estrategias llegaras a cualquier lugar, menos a donde querías

Hablando de metas de vida, una parte muy importante es la capacidad de automotivación que se pueda tener lo mismo para avanzar camino a dichas metas que para levantarse de las caídas propias del andar; pero de la misma forma, y por más motivados que se pueda estar, necesaria y forzosamente se requerirá que las metas planteadas tengan objetivos y estrategias claros y medibles para el logro de las mismas.

Hablando de metas, generalmente este término hace referencia a logros ulteriores y generales que se buscan conseguir, por ejemplo, tener éxito en esto o en aquello, ser el mejor en esto o en aquello, o llegar a dominar esto o aquello, pero para lograr esa meta necesariamente se requerirán objetivos (o sub-metas) que por su propia naturaleza deberán ser específicos en cuanto a los cómos y cuándos para ser susceptibles de evaluación, es así como un objetivo debe ser ante todo medible (en cuestiones tanto de tiempo como de indicadores de eficiencia). Por ejemplo, en tres meses lograr leer un libro o aprender 100 palabras nuevas en otro idioma en un mes son ejemplos de objetivos muy claros.

De la misma forma el o los objetivos que se establezcan como necesarios para lograr una meta deberán ir acompañados de estrategias, es decir, de acciones puntuales que permitan lograr esos objetivos, por ejemplo, para los casos planteados, ponerse el compromiso de leer por la noche antes de dormir 5 páginas del libro en cuestión o cada mañana aprender tres palabras nuevas en otro idioma es una manera muy concreta de cumplir los objetivos y, por ende, las metas planteadas.

Estas observaciones pueden parecer muy evidentes, pero parten de un hecho que también es mucho muy evidente y es que cada día podemos ver frases motivacionales que impulsan lo mejor que tenemos para llevarnos a alcanzar nuestros sueños, solo que esa motivación requiere de guía y dirección para ello, curiosamente la motivación –como seguro muchos de nosotros hemos experimentado-, puede venir de fuera, pero los objetivos y estrategias necesariamente deben venir de nosotros pues solo nosotros sabemos nuestros recursos y nuestras limitaciones para alcanzar estas metas.

¿Por qué esta serie de sugerencias?, pues por el simple hecho de que la vida misma, por su propia naturaleza, implica acción y dinamismo, pero en ocasiones esa acción y ese dinamismo puede ser puesto por factores externos, es decir, que nuestras acciones estén en función, no de nuestras metas, objetivos y estrategias, sino en función de la operatividad diaria que impongan esos factores externos (trabajo, sociedad, amigos). Ante esto, ¿cuál sería una sugerencia mucho muy práctica? Pues escribir la o las metas que queramos lograr (no se sugieren más de tres para estar en capacidad de darle seguimiento), seguidas de sus respectivos objetivos (por lo menos tres y que sean muy específicos y medibles) así como de las estrategias respectivas (otras tres por objetivo) para lograr estos últimos.

La vida es una serie de eventos en los cuales interactuamos como actores de nuestra propia existencia, en la medida que esta interacción sea pensada y voluntaria más dueños de nuestra vida seremos, es así como debemos tener claridad en lo que queremos y en cómo lo lograremos, después de todo sin objetivos ni estrategias llegaras a cualquier lugar, menos a donde querías.

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

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Desarrollo Empresarial – Gestión Universitaria – Liderazgo Emprendedor

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