El impacto financiero de la guerra en Medio Oriente
ESPECIAL, oct. 10.- Por si algo nos faltara en el complejo entorno global en el que vivimos, se desató la guerra en el Medio Oriente, con la incursión masiva del grupo terrorista Hamás a Israel y con la respuesta que ha dado el Estado de Israel.
Diversas personas me han preguntado si estos hechos pueden significar una nueva fuente de trastornos a la economía global, como por ejemplo lo fue la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022.
La respuesta es que hasta este momento no lo ha sido.
Los mercados accionarios, de bonos y aun de materias primas han reaccionado con cautela. Pero, esto no implica que, en el futuro, la escalada de este conflicto no pudiera traer consecuencias económicas y financieras más grandes.
El efecto más notorio hasta este momento es el alza de los precios del crudo.
Hasta ayer por la tarde, se habían incrementado en poco más de 4 por ciento, lo cual es todavía una cifra que no prende las alarmas pero que ya es significativa.
Los mercados accionarios, si bien cayeron ayer en Europa lo hicieron en proporciones relativamente menores y en EU hubo incluso alzas leves.
Y, en el caso del tipo de cambio del peso frente al dólar, prácticamente no lo ha resentido y, de hecho, nuestra moneda avanzó ligeramente.
Sin embargo, como en todo conflicto armado, los escenarios son inciertos.
Más allá del tremendo costo humano que traerá esta guerra, como ya la llamó el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y que ya ha afectado incluso a mexicanos que fueron secuestrados por Hamás, el impacto económico global dependerá sobre todo de la posibilidad de que escale e involucre principalmente a Irán.
Los expertos en diversos países han señalado que la planeación precisa del ataque de Hamás a Israel difícilmente podría haberse conseguido sin el respaldo del gobierno de Irán, que tiene cercanía con ese grupo palestino.
Tendrá que verificarse qué tan involucrado está realmente Irán. El gobierno de EU señaló que aún no tiene evidencias plenas de la participación iraní.
El curso de los acontecimientos próximos podría implicar desde el endurecimiento de las sanciones internacionales contra Irán, hasta el extremo de eventuales acciones militares en contra de ese país por parte de Israel.
En todos los escenarios, quizás el ámbito de afectaciones más directo es el de los precios del petróleo, que seguramente van a tender a subir más.
En los escenarios extremos, podríamos tener disparos de los petroprecios que nuevamente generen inflación global y se acentúe el riesgo de recesión.
Ojalá que la sensatez y la inteligencia gobiernen las reacciones ante la agresión a Israel, que como casi cualquiera de esta naturaleza, tuvo un signo irracional y de acuerdo con algunos, incluso de carácter suicida.
Esperemos que ese espíritu no sea contagioso.
Inflación persistente
El INEGI dio a conocer ayer las cifras de inflación al mes de septiembre, en el que alcanzó 4.45 por ciento anual. La llamada inflación subyacente se colocó en 5.76 por ciento.
Este último indicador es el que refleja con más precisión la tendencia inflacionaria de mediano plazo.
No solo está aún muy lejos del objetivo de 3 por ciento que ha establecido Banxico, sino que su ritmo de descenso es lento.
Alcanzó el máximo en noviembre de 2022 cuando llegó a 8.51 por ciento. Para marzo de este año estaba apenas en 8.09 por ciento y a partir de entonces, el ritmo de reducción ha sido de 0.38 puntos porcentuales cada mes.
Si así siguiera, tardaría aún poco más de siete meses para llegar a 3 por ciento, es decir, lo haría en el curso del mes de mayo de 2024.
Es en este contexto que se ve poco probable que el Banxico decida este año una baja de tasas de interés, menos aún si el entorno internacional se complica todavía más.
Así que no sería nada raro que el nivel de 11.25 por ciento que hoy tenemos se mantuviera sin cambios aún en el primer trimestre del 2024.
Información de www.elfinanciero.com.mx