La vida en rosa de Messi y Beckham: así han convertido al Inter de Miami en el equipo favorito de las ‘celebrities’
ESPECIAL, sep. 3.- Miami se ha convertido en el epicentro de la actividad celebrity de Estados Unidos, con una acumulación de caras conocidas solo comparable a las alfombras rojas de los premios Oscar o la gala del Met. De Nicole Kidman a Marc Anthony, pasando por estrellas del deporte como LeBron James y Serena Williams o influencers globales de la talla de Kim Kardashian, que reconoció haber volado explícitamente a la ciudad con tal de ver cumplido el sueño de su hijo, Saint, que se trenzó el cabello para la ocasión formando el símbolo M-10. Este es el nivel de la locura que ha despertado la reciente llegada de Lionel Messi al Inter Miami CF, un aterrizaje que ha conmocionado tanto a los aficionados a la liga estadounidense de fútbol como a sus grandes iconos culturales, que peregrinan a un pequeño estadio de Florida para rendir pleitesía al astro argentino. Este verano, las estrellas se han mudado de las playas de Santa Mónica a las de South Beach.
Con un nuevo título ya en sus vitrinas, el impacto deportivo del siete veces Balón de Oro en las filas del Inter de Miami, club fundado en 2018 y que ocupa el penúltimo lugar en la clasificación de la Conferencia Este de la MLS, ha sido tan súbito como contundente. Pero la ascendencia del legendario delantero va mucho más allá de los límites del campo de juego o de su simbología en la comunidad latina, llenando con su imagen butacas, murales, vallas publicitarias y, sobre todo, las cuentas de resultados de su nuevo club.
Marta Tamayo, periodista especializada en información económica del negocio deportivo, confirma que los propietarios del equipo esperan que la facturación duplique a la del año anterior. “El precio promedio de las entradas para los partidos del Inter de Miami se ha más que duplicado, pasando de 54 a 128 dólares. En el mercado secundario, los tickets llegan a valer 864 dólares, seis veces más que hace un año, y las suscripciones a la liga estadounidense en Apple TV se han duplicado”, desgrana a este periódico. Además, desde su llegada, la camiseta del exjugador del FC Barcelona es la más vendida de entre todas las grandes ligas de Estados Unidos.
Fue el propio David Beckham quien anticipó, allá por el mes de julio, que la contratación de Messi iba a ser “uno de los mayores fichajes de la historia del deporte en EE UU”. Además de ser uno de los propietarios del club y su director de operaciones, el exfutbolista inglés se ha convertido en un anfitrión de lujo para el argentino y en el mejor embajador para las estrellas que acuden al estadio DRV PNK a verle jugar. Tanto él como su mujer, la diseñadora Victoria Beckham, han convertido sus redes sociales en un escaparate publicitario de primera magnitud para el Inter de Miami. “Los Beckham ahora en Miami están trabajando para ser el equivalente de lo que son las Kardashian a Calabasas (Los Ángeles)”, detalla a EL PAÍS la periodista Greta Álvarez, experta en cultura pop y residente en Estados Unidos. “Están en el proceso de sumar a Miami como parte de su marca y lo hacen consumiendo mucha de la cultura latina que va tan apegada a esta ciudad: hemos visto a David y a Victoria bailar salsa, ser los mejores amigos de Marc Anthony o beber Polar, una famosa cerveza venezolana. ¿Es todo esto para promocionar al Inter de Miami? Me parece que sí, independientemente de que lo estén disfrutando con mucho respeto”.
Los más de 100 millones de seguidores que los Beckham suman en sus cuentas de Instagram son testigos a diario de cada una de las figuras de la industria del entretenimiento que se dejan ver por el estadio, posando sonrientes junto a Karlie Kloss, Rauw Alejandro, P Diddy o Camila Cabello. “Cuando vi a Messi se desbloqueó completamente mi modo chica fan”, relataba la intérprete de éxitos como Havana, que tuvo el lujo de charlar con el futbolista de Rosario en pleno banquillo. Nadie que sea alguien abandona el estadio sin ser fotografiado junto a alguno de los Beckham o sin el breve saludo de Messi. A falta de un talento mayor sobre el césped, bueno sea el aliciente de atisbar a alguna ganadora del Grammy en las gradas.
La estrategia de atracción de caras conocidas ha reportado al Inter de Miami un impacto mediático que va mucho más allá de las páginas de la prensa deportiva. Un ejemplo: en las últimas semanas, en su cuenta de Instagram han pasado de un millón de seguidores a 15 millones. El segundo club más seguido de su liga, Los Ángeles Galaxy, que popularizó el propio Beckham al aterrizar allí en 2007, apenas llega al millón y medio. La dinámica recuerda cada vez más a la ejecutada en la década de los ochenta por Los Ángeles Lakers, que durante los últimos 40 años ha llenado sus asientos de pista con los rostros más exclusivos que habitan las colinas de Hollywood, con Jack Nicholson como abanderado. Así lo argumentaba su mítico dueño, el doctor Jerry Buss: “Pensé, ¿no sería genial si pudiera tener estrellas de cine de manera habitual en el pabellón? Con el tiempo, todo el mundo sabría que si quiere ver a una estrella solo habría un lugar en el que hacerlo: en el palco de Jerry Buss”.
David Beckham, exjugador de equipos como el Manchester United y el Real Madrid, confesó haber tenido hace ya una década el anhelo de ver al argentino mudando sus aptitudes futbolísticas a la costa de Florida. “Eso es lo que quería ver para este deporte”, evocó. No parece casualidad que, en pleno fenómeno Messi, el Inter de Miami acabe de anunciar la construcción del que será su nuevo estadio a partir de 2025, el Freedom Park, un recinto de última generación con mayor capacidad de espectadores y una potente oferta de ocio y gastronomía. En palabras de Álvarez, el británico ha acertado al haber convertido la presencia de famosos en una parte integral del marketing del club. “Es un equipo nuevo, y para hacerse notar más allá de las camisetas rosas cool y de tener al mejor jugador del mundo en el equipo, no hace nada de daño tener a caras conocidas en los partidos. Esto eleva el boca a boca y ayuda aún más a la liga a posicionarse en un target de público que quizá no vea los canales de deporte en televisión. Las celebridades dan clics, retuits y comentarios… y bueno, si son tus amigas o exvecinas, ¿por qué no mandarles un mensajito de texto con una invitación al palco VIP de tu club?”.
La repercusión social de la llegada del argentino es incluso más llamativa en un país en el que el fútbol está muy lejos de ser uno de sus deportes más populares. Sin embargo, cada vez son más los intérpretes de éxito que han decidido mirar más allá de la NBA o la NFL e invertir en el deporte rey a nivel global: Natalie Portman (Angel City FC), Reese Witherspoon (Nashville SC), Ryan Reynolds (Wrexham) o Matthew McConaughey (Austin FC) son algunos ejemplos. En un momento de terremoto estructural en el fútbol internacional, con el fondo soberano saudí reclutando a golpe de chequera a jugadores como Karim Benzema o Neymar Jr. para unirse a Cristiano Ronaldo como iconos de su liga, el dúo compuesto por Lionel Messi y David Beckham se erige en el contrapunto occidental más efectivo para conseguir que el glamur y el hedonismo barbiecore que destila la promesa del sueño americano pueda plantar cara a la hegemonía de los petrodólares.
Por CARLOS MEGÍA
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