Marcelo Ebrard, la novena entrada

El llamado de Ebrard en contra de la promoción de Claudia Sheinbaum es en realidad para López Obrador, ya que solo el presidente de la República puede ordenar que la encuesta sea limpia. Nadie sabe lo que hará mandatario

EMEEQUIS, ago. 18.- Son días de angustia para Marcelo Ebrard y no es que no supiera lo que le esperaba. Hace 12 años tomó una decisión que creyó que le redituaría en el futuro: se allanó a las mediciones que hizo el PRD para nominar aspirante presidencial y le abrió el paso a Andrés Manuel López Obrador.

Lo estrecho de los márgenes, de apenas 1.6 %, y el propio análisis de los datos, con una diferencia de 32 cuestionarios, daban oportunidad para darle otra lectura a los resultados.

Ebrard no era cualquiera, gobernaba la Ciudad de México y contaba con amplios respaldos en la izquierda y de las ahora vapuleadas clases medias. Su postulación era lógica tomando en cuenta que tendría enfrente a Enrique Peña Nieto y a Josefina Vázquez Mota.  

En 2011 en México se respiraban aires renovadores y se requerían de propuestas para enfrentar la globalidad y a los problemas estructurales que generaba la violencia.  

Es decir, el entorno era sumamente favorable para Ebrard, controlaba a corrientes nada despreciables del PRD, era del agrado de Convergencia (ahora Movimiento Ciudadano) y podía articular respaldos de consideración.  

Optó por no dividir a la izquierda, dijo en aquellos días, y ahora se le revuelven los recuerdos y los apremios porque ya intuye que será traicionado.  

Tiene razón en que no utilizó los recursos que tenía a su alcance para inclinar la balanza y por supuesto que nunca desató una campaña contra el propio López Obrador.  

Estas son sus cartas, jugar limpio en el pasado y exigir un trato similar en el presente. No lo obtendrá, porque Morena no es un partido de demócratas. 

A pesar de ello, el excanciller todavía cree que puede ganar en la encuesta que realizará su partido para decidir quién encabezará a la 4T y buscará mantener la presidencia de la República.  

Es más, en un mensaje dijo que él está arriba si se toman en cuenta a las empresas serias de demoscopía y descalificó a otras que, afirma, están pagadas para favorecer a Claudia Sheinbaum.  

Nadie aprende en cabeza ajena, pero Ricardo Monreal tenía en su escritorio 12 encuestas que lo situaban en la mejor posición para su aspiración de buscar la jefatura de gobierno. Bastó un solo estudio de opinión para descalificarlo. Monreal también se atuvo a lo que le dijeron, se quedó en “el movimiento” y ahora busca que está vez sí le cumplan. No lo harán, como no sea que la cosa se complique de modo grave y requieran de su ayuda. 

De ahí que el llamado de Ebrard en realidad sea para López Obrador, ya que solo el presidente de la República puede ordenar que la encuesta sea limpia. Nadie sabe lo que hará mandatario, pero las señales indican que quiere que Sheinbaum sea quien asuma la batuta y pelee por mantener el poder. 

Por lo pronto, Ebrard señaló que se está utilizando el acarreo y la propaganda sucia en su contra y en la de su familia. Sí, no son nada ejemplares los métodos y el veneno que han esparcido desde la 4T y no de ahora, desde el sexenio pasado, para cosechar de la división. 

También afirmó que brigadistas de la secretaría de Bienestar van casa por casa para posicionar a Sheinbaum. Nada raro, porque eso están haciendo desde hace cinco años, para mentirle a la gente diciéndole que los recursos de los programas sociales se los otorga el presidente López Obrador. 

Es un escándalo, en efecto, y es lo que ha denunciado la oposición en cada oportunidad, porque lo triste del asunto es que la política social es utilizada como una rama de la propaganda del gobierno. 

Ahora Ebrard está viendo que la pueden utilizar contra él. Qué bueno que lo diga, pero lo van a descalificar y de la peor de las maneras.

Es probable que Ebrard buscara la última rendija para hacer reflexionar al presidente López Obrador de lo que está ocurriendo. Solo ellos dos saben de qué tamaño es la relación política que han forjado.

Para Ebrard es ya la novena entrada. Si no es el ganador de la encuesta sus márgenes de acción de van a reducir. Sheinbaum ya mostró la opinión que tiene de él con acciones más que puntuales y en la oposición ya van por otro camino.

En efecto, solo el cobro de lo que ocurrió en 2011 puede mover el tablero, pero es difícil que ello ocurra.

Por Julián Andrade

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