Qué pasa con la salud mental

ESPECIAL, jul. 26.- Casi nadie habla de ellas; es más, como sucede desde hace muchos siglos, la sociedad trata de “esconder bajo la alfombra” un problema que, según las cifras más recientes, se ha disparado tras la pandemia que irrumpió en el mundo hace tres años con la aparición del covid-19. Ni siquiera los gobiernos han establecido protocolos sanitarios, mucho menos políticas públicas, para atajar el problema y sus consecuencias. México no es la excepción.

Nos referimos a las enfermedades mentales que, de acuerdo con los expertos, han tenido un repunte pospandemia de relevancia.

Acaban de estar en México varios destacados estudiosos de la salud mental, los cuales fueron presentados en el coloquio Be Mind, mejorando juntos la salud mental en México, organizado por la empresa farmacéutica Viatris. Tanto el doctor Bernardo Ng (expresidente de la Asociación Mexicana de Psiquiatría y de la American Hispanic Psychiatric), como Charles B. Nemeroff (jefe del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Texas y asesor en Salud Mental de la NASA) y Kalil Duailibi (jefe del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santo Amaro, Brasil) advierten de los efectos devastadores de las enfermedades mentales en la familia y en la sociedad. En nuestro país, revelan, cerca del 10% de la población ha sufrido un episodio depresivo y una de cada cinco personas lo padecerá antes de cumplir los 75 años. En el primer año de la pandemia aumentó 25% la prevalencia de casos de ansiedad y depresión.

Basados en estudios a miles de pacientes en los últimos años, los especialistas han encontrado que la depresión y la ansiedad afectan otras patologías, principalmente a pacientes con enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, los trastornos cardiovasculares y neurológicos. El doctor Nemeroff descubrió recientemente que la depresión es la comorbilidad más común en las enfermedades crónicas. Las enfermedades crónicas tienen una tasa de comorbilidad de hasta 23% con el trastorno depresivo mayor.

Lo más dramático, reconocido por los propios especialistas, es que el impacto de los trastornos de ansiedad en los miembros de una familia no ha sido estudiado adecuadamente. “Los miembros de la familia experimentan una carga significativa que abarca múltiples aspectos, incluidos los efectos negativos sobre la salud física, el bienestar psicológico y el funcionamiento familiar”, advierte el doctor Kalil Duailibi. Por ello se requieren planes integrales de tratamiento para optimizar la atención y, sobre todo, que los profesionales de la salud consideren que la salud física y mental “van de la mano”.

Un estudio realizado por la Coordinación de Centros de Formación y Servicios Psicológicos de la Facultad de Psicología de la UNAM, y dado a conocer por la Asociación Psiquiátrica Mexicana, revela que el confinamiento sanitario, que duró más de un año, en México provocó un repunte en la ansiedad, tristeza, evitación y aislamiento social, así como mayor consumo de alcohol y abuso físico-emocional en los hogares. En aquellos en situación de pobreza aumentó la depresión con síntomas hasta en 38.51%, mientras que en los estratos de mayor poder adquisitivo el incremento fue de apenas 9.16 por ciento. La conclusión de los expertos es que la pobreza permanece como factor determinante en la salud mental antes, durante y después de la pandemia. La pregunta es: ¿y qué se está haciendo al respecto en un país donde, en los últimos cinco años, se han reducido todos los presupuestos en materia de salud con el argumento de la “austeridad”?

En gran medida, gran parte de las anomalías en el comportamiento social que hoy observamos en México (crímenes, maltrato infantil y animal, feminicidios y abuso) se deben a una serie de alteraciones de la salud mental como nunca antes se había observado. Por los menos, los especialistas así lo advierten y lo documentan con estudios serios que hoy se dan a conocer.

Información de www.excelsior.com.mx

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