Ricardo Rocha, el periodista más generoso

CIUDAD DE MÉXICO, jun. 5.- El gremio periodístico está de luto. La noticia de la muerte de Ricardo Rocha provocó ayer una gran tristeza. Fue un hombre queridísimo en una comunidad que no suele conceder aplauso fácil entre sus profesionales. Sin duda, la empatía fue su virtud más importante.

Comparto hoy tres estampas injustamente rápidas para honrar su vida. La primera que me viene a la cabeza es la gracia con que ejercía el género de la entrevista. Se le daba muy bien la conversación. Como ningún otro colega era rápido para conducir a la persona entrevistada al recinto de la intimidad porque era un generoso anfitrión que sabía dónde y cuándo formular las preguntas más difíciles.

Por sus programas Para Gente Grande en Televisa y Animal Nocturno de TV Azteca pasaron personajes muy variados: cantantes, escritoras, políticos, artistas, académicos y también sus colegas. No podré olvidar los desvelos que me impuso mi tocayo con su bonhomía, pero sobre todo con ese talante delicioso que tenía para tejer la conversación.

La segunda estampa ocurrió por allá de 2006 o 2007 cuando el gran periodista Ricardo Rocha demostró que seguía siendo un reportero de a pie. Fue él quien tomó con un compromiso riguroso la investigación sobre el proceso enderezado en contra de la indígena hñähñu Jacinta Francisco Marcial por el ex director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro García Luna.

Ricardo Rocha supo reconocer una noticia de enorme trascendencia mientras el resto de sus colegas andábamos ocupados en otras cosas. Denunció la fabricación de una culpable que no hablaba castellano, que no se encontraba en el lugar de los hechos y que no habría, bajo ninguna circunstancia, podido secuestrar a seis agentes de la AFI.

La última estampa me la contó él. El 2 de octubre de 1968 el joven Ricardo Rocha fue enviado a la Plaza de Tlatelolco para cubrir el evento que los estudiantes habían organizado esa tarde, como parte del movimiento para protestar contra el autoritarismo del régimen.

Ese fue su bautizo respecto al margen tan reducido que tenía la libertad de prensa en aquellos años. Ricardo no tuvo posibilidad de reportar nada porque desde la Presidencia de la República se ordenó a las televisoras que hicieran como si esa masacre no hubiese ocurrido.

Zoom: Desde entonces le tocó a Ricardo Rocha abrir espacios para la pluralidad, para todas las corrientes, voces, ideologías. Su legado es el de una generación que nos heredó una pluralidad que hasta el último de sus días continuó defendiendo

Por Ricardo Raphael

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