Morena y la oposición, iguales
ESPECIAL, jun. 28.- Tan real es que los procesos preelectorales con miras al 2024 que han iniciado Morena y aliados, por un lado, y bloque opositor PRI, PAN y PRD, por otro, que unos han terminado concediendo ante los otros y viceversa.
Por ejemplo, cuando Morena dio el albazo a razón de la urgencia, proyecto y doctrina del presidente Andrés Manuel López Obrador, para presentar el acuerdo mediante el cual se elegirá a la persona que competirá por sucederlo en el cargo, a pesar que se adelantaron a los tiempos oficiales, y harán precampañas marcadas como ilícitas, el “bloque” opositor se quedó calladito y no presentó, como suelen hacerlo, denuncia alguna contra el partido oficial.
Movimiento Ciudadano, partido que a la fecha ha dicho que competirá solo en las elecciones del próximo año, sí presentó una denuncia por “actos anticipados de campaña y por violación a los principios de imparcialidad y equidad del proceso electoral federal”.
Refiere, y así es, que las giras que los seis aspirantes a la candidatura presidencial por el partido en el poder, arrancaron a partir del 19 de junio para convencer a los simpatizantes, son realmente precampañas disfrazadas.
Efectivamente, el proceso electoral para renovar la presidencia de la República en su etapa de precampañas inicia, de acuerdo a la Ley Electoral, la tercera semana de noviembre previo a la elección, y los de Morena se adelantaron muchos meses al iniciar el 19 de junio un proceso que culminará el 27 de agosto para hacer públicos los resultados el 6 de septiembre.
Bueno, pues el “bloque” opositor no denunció el adelantadísimo proceso interno de Morena porque preparaban el suyo, el cual dieron a conocer este lunes 26 de junio: una burda copia del proceso de Morena. Igual de adelantado, igual de irregular, y con la misma triquiñuela: cambiar la palabra “candidato”, por “responsable” en el caso de la oposición, y por “coordinador” en tratándose de Morena.
Al actuar fuera del tiempo legal de inicio del proceso electoral 2024, los partidos, los de la alianza oficial y los de la oposición, le apuestan además a la opacidad. Al no ser procesos determinados y supervisados por las leyes electorales, la opacidad reinará, y acaso los mexicanos tendrán que confiar en la “transparencia” de cada uno de los aspirantes a las candidaturas.
Tan mal están los opositores que calcaron el fondo de la designación de su candidato que hasta el presidente López Obrador les concedió certeza electoral, y jurídica, al decir, en una de sus conferencias matutinas, que no cree que “el INE y el Tribunal prohíban o impidan que las organizaciones políticas lleven a cabo sus procesos para elegir a los dirigentes de los movimientos, del movimiento transformador y del conservador; no veo yo que eso sea contrario a la democracia”, dijo en referencia a los procesos de selecciones de candidatos tanto de Morena como del bloque PRI, PAN y PRD.
Para justificar aun más los anticipados procesos electivos de ambas alianzas, el presidente justificó: “La democracia es participación permanente, es el gobierno del pueblo para el pueblo con el pueblo, es debate, es comunicación, son mensajes de ida y vuelta. Vienen las elecciones, hay unas reglas que todos los partidos tienen que cumplir, pero si no hay proceso electoral, sí pueden hacer los partidos labores de divulgación”.
Ajá. Entonces no se trata de un proceso de selección interna de candidatos dentro de un proceso electoral, como claramente lo es fuera de tiempo, sino de “labores de divulgación”.
Ambas alianzas hicieron lo mismo. Unos primero y otros después, pero la misma irregularidad, el mismo agandalle, la misma simulación, la triquiñuela de políticos para pretender engañar al sistema.
Por ejemplo, el proceso de selección entre los aspirantes a la candidatura de Morena no se llama así como es; tampoco es un sistema electivo, aunque también participa un aspirante del PT y otro del Verde, estructurado por la Alianza Juntos Haremos Historia, aunque sí lo es. Se trata, y así lo idearon para engañar a autoridades electorales, evitar supervisión y marear al electorado, de un “Acuerdo para dar continuidad a la cuarta transformación de la vida pública de México”, el cual fue firmado por los seis aspirantes a la candidatura de Morena a la presidencia de la República en el 2024, y de donde saldrá triunfador uno de ellos, que no será conocido como candidato sino como “Coordinador Nacional de la Defensa de la Cuarta Transformación”.’
En tanto que el acuerdo para elegir entre los tantísimos postulantes de la alianza opositora Va por México que agrupa a PAN, PRD y PRI no fue anunciado como un proceso para la selección de un candidato, sino la presentación del Frente Amplio por México (que integran los partidos ya mencionados, más organizaciones de la sociedad civil) y lo establecieron para seleccionar, fuera de norma, de Ley y muy anticipados, a quien será el candidato de la oposición a enfrentar al de Morena en el 2024, pero no se llama candidato, sino “Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplo”.
¿Así o más parecidos? ¿O más cínicos? Los de Va por México que no son Va por México sino Frente Amplio, le copiaron el esquema a los de Morena Juntos Haremos Historia que no son los de Morena Juntos Haremos Historia sino Defensores de la Cuarta Transformación.
El proceso del bloque opositor inicia con registros el 4 de julio, y después de debates, votaciones y encuestas, los resultados se darán a conocer el 3 de septiembre; mientras que el del partido oficial inició el lunes 19 con las renuncias de los aspirantes con cargo público o de elección popular, comienzan giras, sin debates, con aplicación de encuesta cuyos resultados se harán públicos el 6 de septiembre.
Así, dos meses antes de que formal y legalmente arranque el proceso electoral presidencial de 2024, el partido en el gobierno y sus aliados y el bloque opositor, burlando la Ley, tendrán candidatos que serán llamados coordinador o responsable, en tanto es legal su proselitismo… mal empiezan violentando la Ley con sus triquiñuelas opacas en su anticipada campaña. Pura simulación y México en la eterna espera de un verdadero proyecto de nación.
Por Adela Navarro Bello
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