Jesucristo es la vida
Mons. Sigifredo Noriega Barceló
“Yo soy el camino, la verdad y la vida” Juan 14,1-12
Se acerca el día de la madre… Mi tierra celebra doscientos años de existencia… Viene luego a la memoria del corazón y de la historia la presencia de miles de mamás que engendraron y custodiaron la vida de sus hijos… El día de la madre remueve sentimientos, afectos, amores, presencias, nostalgias, sufrimientos… y todo lo relacionado con la vida en sus variadas facetas. ¡Cuántas historias de maternidad en doscientos años! Gracias, mil gracias, mamás, por cada parto logrado y los que no, también.
En el Evangelio que escuchamos este domingo de Pascua, Jesús anuncia que su partida está cercana (las mamás piensan en el presente). Tomás, con agudo sentido común, pregunta a dónde va. Necesita entenderlo para saber el camino a transitar y a quiénes va a invitar para que lo acompañen. El ambiente es de nervios y ansiedad. Judas acaba de retirarse; quienes permanecen en esa peculiar sobremesa no saben qué hacer; están asustados y desconcertados. Quedarse huérfanos no presagia un buen futuro y eso de que “en la casa de mi Padre hay muchas habitaciones” está fuera del alcance de su entendimiento. Felipe, más reservado que Tomás, hace otra pregunta buscando una digna salida.
La respuesta de Jesús es contundente: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí”. Sin embargo, la duda de Tomás persiste. La fe en el Resucitado exige un largo y fatigoso proceso. Llegar al “Señor mío y Dios mío”, expresará la aceptación humilde de que Jesús es el camino, la verdad y la vida. Esto marcará su paso de discípulo a testigo y apóstol.
Ir al Padre, trabajar por ir al cielo, desear la gloria eterna… no están en la mochila de nuestros intereses. ¿A qué nos suena en el día de la madre, en la cúspide de tantas crisis? Nos estamos acostumbrando a pensar sólo a corto plazo, a buscar respuestas inmediatas, a la medida, a cualquier costo. Trascender se queda en las emociones, urgencias e intereses del momento. Sin embargo, la pregunta sobre el sentido de la vida sigue agazapada en nuestros anhelos y luchas de cada día. Lástima que nos conformemos con las avenidas, veredas
y atajos que nos ofrecen los mercados de la felicidad de nuestro tiempo.
Todos somos –de alguna manera- Tomás y Felipe. Aprendamos de ellos. Las dudas y preguntas sobre el ‘más allá’ tienen la respuesta en Jesucristo: Él es la verdad verdadera, el camino seguro, la vida que lleva a la Vida. Si tenemos claro el más allá sabremos vivir con dignidad el más acá. Jesucristo es el camino verdadero de la vida. Lo sabemos bien. Falta que lo creamos y aceptemos en la vida de cada día.
Que el “no pierdan la paz” resuene en cada hogar el día de la madre. Es tiempo pascual, tiempo oportuno para mirar más allá del día y de coyunturas de cualquier tipo.
Felicitaciones a todas las mamás, las nuevas y las más experimentadas.
Con mi afecto pastoral y la bendición pascual.
Originario de Granados, Sonora.
Obispo de/en Zacatecas