Tráfico de animales, una cruel realidad que se vive en Sonora
El tráfico ilegal de especies ha mostrado algunas modalidades, principalmente la extracción de ejemplares de vida silvestre de sus propios ecosistemas
ESPECIAL, mar. 17.- Ya sea por ser una especie amenazada por estar en posible o peligro de extinción, en Sonora existen nueve especies protegidas por la Norma Oficial Mexicana 059 de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El jaguar, perrito de la pradera, berrendo sonorense, oso negro, guacamaya verde, perico frente blanca, tortuga marina, la vaquita marina y la totoba son los que integran esta lista debido a la cacería furtiva, pérdida del hábitat, el tráfico ilegal o la pesca furtiva.
Al respecto la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) durante el 2022, en dos casos diferentes, aseguró cinco animales ya que la persona que los poseía no garantizó en su momento la posesión de los mismos y posiblemente serían utilizados para su comercialización ilegal.
El primer caso se presentó a principios de mayo, cuando un sujeto se encontraba vendiendo un perico atolero en el crucero del ferrocarril, por lo que personal de Profepa aseguró el ejemplar.
Después de no acreditar papeles ni la legalidad de la posesión, el perico fue decomisado, pero falleció al llegar al Centro Ecológico de Sonora.
Posteriormente, en octubre, en Nogales, Profepa recibió una denuncia de una tienda de mascotas, donde se aseguró un gecko, una iguana espinosa, un camaleón espinoso y dos víboras ratoneras, caso que continúa en proceso.
Además durante el 2021 se decomisaron, seis venados cola blanca, seis llamas del Perú, una avestruz africana, siete pecaríes de collar, un león africano, un bisonte, un dromedario, dos coyotes, un cenzontle, cinco cacatúas ninfa, tres tortugas del desierto, once tarántulas y una guacamaya verde.
De estos últimos casos, todos continúan asegurados ya que los procesos siguen abiertos en espera de una sentencia, excepto el caso de la guacamaya verde donde ya se llevó a cabo el decomiso y quedó a disposición del Centro Ecológico de Sonora.
Especies aseguradas en Sonora
El tráfico ilegal de especies ha mostrado algunas modalidades, principalmente la extracción de ejemplares de vida silvestre de sus propios ecosistemas, la reproducción ilegal para posterior comercialización y, compra-venta por vías electrónicas o redes sociales.
El aseguramiento es la primera medida de seguridad que se le aplica a una persona en una inspección cuando no acredita la legal procedencia de un ejemplar de vida silvestre, productos o subproductos, ya sea de flora o de fauna.
El inspeccionado una vez que se le levanta el acta de inspección tiene derecho a acreditar la legal procedencia de lo asegurado, dentro de los siguientes cinco días hábiles posteriores, en caso contrario se inicia un procedimiento administrativo que será resuelto, ya sea con la devolución de los bienes asegurados, porque se acreditó la legal procedencia durante el procedimiento o su defecto el decomiso, junto con otras sanciones como pudiera ser la económica.
La cifra de aseguramientos siempre es mayor a los decomisos debido a que los inspeccionados cuentan con términos legales durante el transcurso del procedimiento administrativo, para acreditar la legal procedencia y por ende, le son devueltos.
Del 2000 a la fecha, en Sonora se han decomisado 172 especies de fauna silvestre debido al tráfico ilegal.
Pese a que no se cuenta con puntos geográficos en el Estado que representen un foco rojo para el tráfico ilegal de especies, la zona del Alto de California se mantiene en vigilancia continua debido a la venta de totoaba, pez en la lista de protegidos.
Cabe señalar que el Alto Golfo de California es una de las zonas pesqueras más importantes de México y abarca desde el Golfo de Santa Clara hasta San Felipe, Baja California.
Es por ello, que durante estos 22 años, el mayor número de decomisos (74) se han realizado principalmente en San Luis Río Colorado y han sido por pescar animales prohibidos, fuera de temporada o en zona prohibida. Como por ejemplo, corvina, totoaba, camarón, cochito, mojarra y hasta mantarrayas.
Como segundo municipio con mayor número de decomisos de especies protegidas se encuentra Hermosillo, la capital sonorense, donde los traficantes prefieren la tortuga marina, diferentes tipos de venados y hasta el oso negro, así como las cactaceas sahuaros y biznaga.
Mientras que en la zona del Río Sonora, en Baviácora, se llevaron a cabo 14 decomisos, principalmente de venado cola blanca y jabalí de collar.
NOM 059 Semarnat 2010
A nivel nacional, se encuentran enlistadas 2 mil 606 especies de flora y fauna bajo alguna categoría de protección, ya sea Protección Especial, Amenazada, Peligro de Extinción o Probablemente Extinto.
Las especies catalogadas bajo el esquema de Protección Especial son aquellas que aún pueden ser aprovechadas para comercio o cacería bajo autorización de Semarnat, como algún tipo de venados, borrego cimarrón, iguanas, entre otras.
Las amenazadas, son aquellas que ya no pueden ser aprovechadas porque el riesgo es mayor, como son reptiles como tortugas del desierto, monstruo de Gila, iguana negra, serpiente de cascabel , coralillo y boa, tiburón blanco, delfines, águilas, halcones y búhos.
En peligro de extinción están las que requieren mayor protección por el riesgo de desaparecer, como la tortuga marina, vaquita marina, totoaba, perrito de la pradera, jaguar, oso negro, pericos mexicanos, guacamayas roja y verde, y el berrendo.
Mientras que las catalogadas como probablemente extintas son las que ya no se encuentran en la vida silvestre, sino en cautiverio, en algún circo, zoológico o centro de investigación; sólo el lobo gris mexicano está en esta categoría.
Algunas especies, dentro de estas categorías, son susceptibles de aprovechamiento comercial, cinegético, de reproducción o investigación, siempre y cuando se trámite y autorice por parte de la Dirección General de Vida Silvestre de la Semarnat o bien, ante la autoridad local que tiene encomendada por asunción las funciones en materia de vida silvestre, a razón de un convenio.
Por Reyna Gámez
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