El Papa no descarta revisar el celibato sacerdotal y dice que a veces puede «llevar a un machismo»
En entrevistas concedidas a distintos medios, Francisco admitió que tiene «menos resistencia física» perodice que sólo dimitirá si el cansancio lo «obliga». También habló de la comunión a homosexuales, de las resistencias a su pontificado y los «intereses imperiales» en la guerra de Ucrania.
ROMA, mar. 12.- El Papa Francisco explicó que el celibato en la iglesia occidental es una «prescripción temporal» y recordó que los sacerdotes de la Iglesia oriental están casados y tienen hijos, al tiempo que aseguró que no hay «no hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar». Además, apunta que el celibato puede «llevar a un machismo».
«El celibato en la Iglesia occidental es una prescripción temporal: no sé si se resuelve de un modo o de otro, pero es provisoria en este sentido; no es eterna como la ordenación sacerdotal, que es para siempre, te guste o no te guste. Que dejes o no dejes es otro tema, pero es para siempre. En cambio, el celibato es una disciplina», subraya.
Así lo pone de manifiesto en una entrevista al medio argentino Infobae que recoge Europa Press en la que preguntado por la posibilidad de revisarse el celibato responde: «Sí. Sí. De hecho todos los de la Iglesia oriental están casados. O los que quieren. Ahí hacen una opción antes de las ordenación por casarse o por ser célibes». «Acá en la Curia tenemos uno, hoy mismo me lo crucé, que tiene su señora, su hijo», añade. No obstante, Francisco se muestra escéptico ante la posibilidad de que anulando la obligación del celibato crezcan las vocaciones de sacerdotes.
También apunta que «a veces el celibato te puede llevar a un machismo» y criticó que haya algunos curas que no saben «trabajar con las mujeres» porque les «falta algo» tras constatar que el Vaticano en el pasado «era muy machista».
Actualmente, en el Vaticano trabajan 1.165 mujeres, frente a las 846 en el inicio de su Pontificado en 2013, por lo que el porcentaje ha aumentado del 19,2% al 23,4% actual.
¿Comunión a los homosexuales?
Preguntado por si daría la comunión a una persona homosexual respondió: «La gran respuesta la dio Jesús: todos. Todos. Adentro todos. Cuando los exquisitos no quisieron ir al banquete: vayan ahí al cruce de caminos y llamen a todos. Buenos, malos, viejos, jóvenes, chicos: todos. Todos. La iglesia es para todos. Y cada uno resuelve sus posturas ante el Señor con la fuerza que tenga. Esta es una iglesia de pecadores. La iglesia de santos no sé dónde está, acá somos todos pecadores. ¿Y quién soy yo para juzgar a una persona si tiene buena voluntad?».
El pontífice también se refirió a los divorciados y aseguró que ante la posibilidad de comulgar no se puede reducir una «situación humana a una preceptiva». «Aconsejo a los matrimonios separados que vayan a su obispo, que vayan y le presenten su situación», instó tras recordar cómo Benedicto XVI dijo en varias ocasiones que gran parte de los matrimonio en la actualidad son «inválidos» por falta de fe.
De esta manera, critica que el matrimonio sea interpretado más bien como «una recepción social y no como un sacramento». «Cuando los jóvenes estos dicen «para siempre», anda a saber qué entienden por «para siempre». Mientras dure el rollo, no sé», añade para defender un catecumenado para el matrimonio.
Resistencias al borde del «cisma»: «Eso es lo feo»
Francisco admite también que existen resistencias a su Pontificado «como una actitud de autodefensa ante cualquier novedad» pero manifestó que «sospecharía de decisiones en las cuales no hay ninguna resistencia». Y sobre todo critica las que llevan al «borde del cisma» porque «eso es lo feo».
«Por ejemplo, el caso de algún obispo americano, uno muy conocido, que fue nuncio. Uno no sabe si ese hombre es católico o no es católico, está ahí en el borde. Esas resistencias mal manejadas. En la iglesia desde el inicio hubo resistencias», apunta.
En relación a su estado, Francisco admite que tiene «menos resistencia física» pero dice que sólo dimitirá si el cansancio le «obliga». También reconoce que le da «un poco de vergüenza» tener que desplazarse en silla de ruedas.
«Soy viejo. Tengo menos resistencia física, la lesión de rodilla fue una humillación física, aunque ahora se está curando bien», señaló en otra entrevista con la televisión suiza RSI que se emitirá el domingo por la noche (www.rsi.ch) y que fue difundida en parte por el diario ‘Corriere della Sera’.
Francisco atribuyó también a una posible razón para una eventual renuncia no poder ver las cosas con claridad. «Una falta de claridad, de saber valorar las situaciones. También el problema físico, puede ser. Sobre esto siempre pregunto y me dejo aconsejar. ¿Cómo van las cosas? Te parece que debo… a gente que me conoce, incluso a algunos cardenales inteligentes. Y ellos me dicen la verdad: siga, usted está bien», revela.
Por otro lado, reiteró que el mundo está viviendo una «tercera guerra mundial a pedazos». «Las grandes potencias están inmersas en ella. El campo de batalla es Ucrania. Todo el mundo lucha allí. Esto hace pensar en la industria armamentística. Se hace la guerra, se venden armas viejas, se prueban otras nuevas», dijo el Papa que también especificó que esto también sucede en otros conflictos como en «Yemen, Siria, o con los pobres rohingya de Myanmar».
«Intereses imperiales» en la guerra de Ucrania
Preguntado sobre lo que le diría ahora a Vladimir Putin si se encontrara con él, el Papa respondió: «Le hablaría con la misma claridad con la que hablo en público –dijo–. Putin sabe que estoy disponible. Pero allí hay intereses imperiales, no sólo del imperio ruso, sino de imperios de otros lugares».
Francisco también tuvo palabras de cariño para su predecesor, Benedicto XVI, fallecido el pasado 31 de diciembre: «Era un hombre de Dios, le quiero mucho. La última vez que le vi fue en Navidad. Apenas podía hablar. Hablaba bajo, muy bajo. Necesitaba traducir las palabras. Estaba lúcido. Hacía preguntas: ¿cómo es esto? Estaba al día de todo. Fue un placer hablar con él. Le pedía opiniones. Daba su opinión, pero siempre de forma equilibrada, positiva. Era un hombre sabio. La última vez que lo vi, sin embargo, se veía que estaba en el final», concluyó.
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