“¿Dios nos castigó con AMLO?”, se pregunta Luis Estrada en su nueva película ¡Que Viva México!
El director recuerda entre risas como el ex presidente Enrique Peña Nieto “pateaba los asientos del coraje que le dio” al ver su película «La Dictadura Perfecta», o cuando Felipe Calderón lo describió como un traidor a la patria cuando narró en «El Infierno» literalmente el averno de la guerra contra el narco. ¿Cuál será la respuesta de AMLO?, sería bueno preguntarle en la mañanera, dijo el cineasta.
ESPECIAL, mar. 26.- Aunque es ateo, el cineasta Luis Estrada se sigue cuestionando si con cada gobierno, Dios decidió castigar a los mexicanos.
“¿Dios nos castigó mandándonos al PRI?”, se pregunta tras una temporada de 70 años de gobierno, pero también abre la polémica con la llegada del PAN y la alternancia con Vicente Fox, o “si nos castigó todavía peor” con Felipe Calderón y la guerra contra el narcotráfico, si fue de nueva cuenta con el regreso del PRI de la mano de Enrique Peña Nieto, y ahora lo sigue haciendo “¿Dios nos castigó mandándonos a López Obrador?”, se pone en duda.
Poniendo a prueba el gobierno de López Obrador es que el director mexicano presenta su más reciente película ¡Que Viva México!, que se encuentra en cines a desde este jueves 23 de marzo.
Protagonizada por la dupla de sus actores consentidos, Damián Alcázar y Joaquín Cosío; y un elenco que agrupa a los Alfonso Herrera, Ana de la Reguera, Ana Martin y Angelina Peláez, es que Luis Estrada continúa su saga cinematográfica que inició en 1999 con La Ley de Herodes. Ahora, desde una mirada a la mexicanidad durante el gobierno de la Cuarta Transformación.
“Es una película muy ambiciosa porque creo que la vengo pensando casi desde que nací. Me ha intrigado mucho tratar de entender quiénes somos, por qué somos cómo somos, y dónde estamos como país”, cuenta el cineasta en entrevista con EMEEQUIS.
Estrada lo describe como un relato “sobre el momento particular de la vida pública mexicana”, donde los enfrentamientos entre “chairos contra fifis” y los “privilegiados contra los desposeídos” ha puesto a los mexicanos entre dos bandos antagónicos.
El director con una docena de películas, ha hecho con las más recientes, narrar los efectos de cada figura presidencial su sello personal. Recuerda entre risas como el ex presidente Enrique Peña Nieto “pateaba los asientos del coraje que le dio” al ver su película La Dictadura Perfecta, o cuando Felipe Calderón lo describió como un traidor a la patria cuando narró en El Infierno literalmente el averno de la guerra contra el narco.
“El caso de Calderón que salió a decir que yo era un mal mexicano y un traidor a la patria porque había hecho la película de El Infierno que daba una imagen del país que era una mentira, si el país era en paz, próspero y lleno de paz y armonía, cuando el país se estaba desangrando cosa que desafortunadamente sigue pasando”.
Para el director de cine no es importante la opinión presidencial, pero sí la que cada espectador se haga. “¿Cuál será la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador?, sería bueno preguntarle al presidente en la mañanera”, revira Luis Estrada.
FILMAR EN TIEMPOS DE POLARIZACIÓN
Una película políticamente incorrecta es lo que se necesitaba en un momento para México con carente libertad de expresión y mucha confrontación social, que según el cineasta, “genera un clima de intolerancia y de polarización que puede llegar a ser peligroso”.
La película ¡Que Viva México! describe el embrollo familiar de Pancho, interpretado por Alfonso Herrera, cuando regresa a su pueblo, después de más de 20 años, tras la muerte de su abuelo. En este encuentro, la esperanza de un tesoro y una jugosa herencia dejará en evidencia las verdaderas intenciones y particularidades de cada uno de sus parientes, enmarcados en el contexto político actual.
“La urgencia a la que nos ha llevado este clima de enfrentamientos y de crispación a definirnos de qué lado estás. Si eres chairo o fifi, si eres de los privilegiados o desposeídos (…) pasa por alto lo más importante que es que todos compartimos un país, y una serie de anhelo y esperanzas de que queremos vivir en un país mejor”, cuenta en entrevista.
Para él, el gobierno de López Obrador “ha resultado ser un poco más de lo mismo”, a pesar de que se prometió como un cambio con altas expectativas para el poder político nacional. Estrada apuesta que, aunque pasen 100 años, el país seguirá enfrentándose a malos gobiernos, pero no habrá forma de que alguien vivo pueda comprobarlo.
“Pareciera que el priísmo llegó para incrustársenos en el ADN y que van a tomar 100 años, pero como nadie va a estar vivo, nadie va a poder constatar si ya terminamos con esto o no (…) Nos lleva a preguntarnos, soy ateo, pero si es una especie de castigo el que tengamos que vivir el bastión del priismo en diferentes disfraces por toda la eternidad más un día.”
Lo que representa el gobierno de López Obrador es el enfrentamiento de ideas por la necesidad de definirse, como dijo el presidente “o conmigo o contra mí”.
“Es como crear un clima que se está enrareciendo cada día más. El pensar que debemos estar en guerra para sacar algún beneficio, o una tajada política es una invitación muy peligrosa”
Además de la crítica hacia el gobierno morenista, el director Luis Estrada ha iniciado una demanda contra el Instituto Mexicano de Cinematografía por negar el financiamiento para el filme, además de revelarse a la plataforma Netflix por negar que su película fuera sólo estrenada en la plataforma y pocas salas de cine. En noviembre del año pasado decidió retrasar su estreno al romper acuerdo con Netflix y pagar por los derechos con apoyo de Sony.
Esta película no sólo la hace relevante por estas luchas por su estreno en la pantalla grande, sino porque se vislumbra como la última bravata hacia el gobierno en la carrera del director.
“Yo sé que las películas generan incomodidad, que generan malestar. Sé que hay muchos presidentes que hubieran preferido que estas películas no se hicieran, porque no les gusta el retrato que hago de su tiempo y de su gobierno”, afirma.
LA MEXICANIDAD Y REINOS DE NOSOTROS MISMOS
El ver ¡Que Viva México! es como entrar a una casa de los espejos de la feria, donde se ve el reflejo de los rasgos exagerados, teatrales y desproporcionados de nosotros mismos. Se trata de una caricatura sobre nosotros y el país en que vivimos, “donde la imagen que te reflejaba era tuya, pero distorsionada”, dice su director.
Con una historia divertida, que con suerte lleve al público a una reflexión sobre lo que somos y hacia dónde vamos, se trata de estereotipar a los mexicanos y sus decisiones, para también reinos de nosotros mismos.
“Es una película sobre la mexicanidad”, afirma Luis Estrada, que funciona como espejo de características de los mexicanos llevándolas al extremo de la sátira. “Un espejo donde estás tú puesta, donde estoy yo, estamos puestos, mi familia, la tuya, los amigos, compañeros de trabajo. Eso es ¡Que Viva México!”.
El cineasta vuelve a poner en el centro la capacidad reflexiva del público, al argumentar: “yo no hago películas para los intelectuales, ni politólogos, ni para los críticos de cine”, pero busca un ejercicio de pensar “qué significa en el siglo XXI ser mexicano y que tanto nos parecemos al mexicano de hace 500 años”.
Por Gloria Piña
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