Los desesperados

ESPECIAL, feb. 18.- Estoy con Beni esperando el colectivo y veo las acciones un poco caóticas de un chico desesperado. Todavía hace un calor dantesco en la ciudad pero anda con una campera amplia, no parece registrar nada de lo que sucede alrededor. En muchos sentidos. El radar en otra cosa.

Está en el borde, te puede hacer daño o capaz no hacerte nada, yo redoblo la custodia sobre Beni sin alarmarlo. Aunque veo que no se registran entre sí, Beni juega a ver qué colectivo viene y el chico también. Y todavía aspiro a que haya una especie de Fair Play para algunas cosas.

Al primer contacto visual con el desesperado veo que tiene cara de tristeza o de furia, depende de cómo le pegue el sol.

Intenta subirse a un colectivo, pero se baja. Otro intento y lo mismo. Deduzco que quiere viajar gratis y no lo dejan. No hay que ser demasiado perspicaz para advertirlo.

Sucede lo inevitable.

Se acerca y me pide que le saque un boleto. Me llama la atención la palabra, es lo primero en lo que reparo. Dice boleto y no pasaje o viaje. Le digo que voy a Constitución pero no parece importarle. Hasta ahí me dice.

Nos sentamos más o menos cerca pero en el viaje me olvido del asunto. El no tiene destino ni nada que se le parezca. Yo un poco sigo pensando en él pero en muchos otros como él. Veo los desesperados en la calle, son cada vez más.

Tenía fresca la frase de Esteban Schmidt. La ciudad de Buenos Aires está alfombrada de pobres que viven a la intemperie, a menos que yo esté loco y vea mal

Volvemos a encontrar la mirada cuando los dos enfocamos en una piba que va por la calle como si fuera Copacabana. A veces los recreos son raros.

Cuando me bajo en San Telmo me pregunta si esto es Constitución. Le digo que todavía falta. Digo “me bajo” del bondi pero en realidad debería decir “nos bajamos”. Anoto el matiz porque en el transporte público me convierto en un solitario, pierdo un poco la conexión con todo. O en realidad enfoco diferente.

Pero bajamos. Y me pregunto:

¿Dónde iba ese pibe, dónde estará ahora?

Le dicto todo este relato al celular mientras caminamos a casa.

Enseguida Beni me pregunta: “¿Con quién hablas papá?”. Mi relato no se parece a un mensaje de audio, como si le pidiera a Sol que comprara Melón. Estoy dictándole al celular las escenas que acabamos de vivir juntos.

Entonces yo sé que Beni no es ningún boludo, y que algo entiende, pero me pregunto qué le queda en el disco y que no. ¿Está pidiendo que le traduzca?

Yo tengo dos escuelas: o soy muy directo o me hago el boludo.

Una cosa me enorgullece. Aun cuando sus acciones estaban bien arriba, es decir cuando hacía autos eléctricos, mandaba naves espaciales al cielo y era el tipo más popular del planeta, siempre pensé que Elon Musk era un completo imbécil.

Está mal decirlo, pero algo en su cara no me cerraba, algo de su fanfarronería. Ahora que hizo mierda Twitter y que declara pavadas todo el tiempo, es más obvio pegarle.

En realidad, siempre me parece absurdo el elogio a esos tipos. Para mi un héroe es Eduardo, el cerrajero de mi barrio, que cierra el negocio de 13 a 14 porque tiene que llevar a la hija a la escuela. Te lo avisa en un cartelito, supongo que para generar empatía y que no te dé bronca que esté cerrado. Es un genio. ¿Acaso Elon Musk lleva y trae a sus pibes a fútbol, o a piano, o a sus absurdos deportes de chicos ricos?

Lo mismo pensaba el otro día, mientras veía como unos tipos colocaban un andamio gigante, a la altura de un quinto piso. Se pasaban las tablas, martillaban unas trabas para asegurarlos y seguían para arriba como si no tuvieran límite. Me hubiera quedado mirándolos toda la tarde, pero estaba con Benito y a veces trato de que no me vea cuando me pasa eso, que me quedo colgado y maravillado con alguna estupidez cotidiana.

Los tipos además hablaban y escuchaban una música fabulosa, la música que es popular de verdad. La banda de sonido para todos lo que pasábamos por la calle Chile, a metros de la 9 de Julio.

(Yo creo que esto pasó antes de tomar el colectivo).

¿De dónde viene esa música? Las preguntas a veces están en el aire, como que las hacemos todos todo el tiempo.

Por supuesto que yo venía embalado con pegarle a Elon Musk y enseguida pensé que esos dos tipos del andamio también eran más importantes que Elon. Lo sostuve incluso algunas cuadras en mi diálogo interno, aunque después arrugué con el argumento de que hay más gente que sabe armar andamios que lo que hace Elon.

Pero por ejemplo, Quino fue un genio mucho más importante que Elon Musk, no admite discusión.

Todo porque Beni me hace preguntas.

-¿Qué es un anacoreta?

-¿Nosotros somos clase media?

-¿Sabías que el papá de Mafalda no tiene auto? ¿No tiene un Citroën?, cuestiono yo. A partir de Mafalda 6 tiene auto, pero ahora no”.

Dejamos acá.

Gracias por la lectura de cada semana, los comentarios y los cafecitos. Hemos superado los 2600 suscriptores. No sé bien qué significa eso, pero en tu cara, Elon Musk.

Bueno, un poco sí sé lo que significa. Prefiero usar algunas palabras mejores que una comunidad. Creo que es un compromiso, una compañía, una forma de arrancar el mejor momento de la semana. Hasta el próximo sábado.

Los dejo con este cover de Arcade Fire a un tema Harry Styles que me gustó mucho. Por cierto, el cantante Win Butler también luce desesperado.

Por Diego Gedde

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