Gordofobia en México: los estigmas están en todas partes

ESPECIAL, feb. 10.- Cada mes, como suele ser habitual en las revistas impresas, fue compartida la fotografía de portada con una actriz mexicana que ha salido constantemente en series, cine y televisión. Mirando de frente, usando un juego de lencería y en tonos sepia, Michelle Rodríguez se volvió el foco de atención, no por las series que recientemente ha producido y protagonizado, sino por su aspecto: muchas personas han incurrido en comentarios de odio hacia ella y todas las personas gordas, reavivando la llama de la gordofobia y los estigmas que existen en México, desde lo gubernamental hasta lo social.

La gordofobia, según explican la UNAM y el Consejo para Prevenir la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), es la discriminación que viven las personas gordas por el hecho de serlo.

Este tipo de discriminación es un fenómeno sociocultural, económico y político, que está cargado de prejuicios valorativos, los cuales incitan al odio en contra las personas cuyos cuerpos no entran dentro de los cánones corporales normativos.

Por ejemplo, la Encuesta Nacional sobre Discriminación realizada en 2017 revela que el 20.2% de la población mayor de 18 años afirma haber sido discriminada, entre algunas cosas por su peso o estatura. Mientras que la encuesta sobre discriminación realizada en la Ciudad de México realizada en el mismo año, da cuenta que el 10.7% de las personas que admiten haber sido discriminadas alguna vez (27.6%) fue por sobrepeso.

Es por esto que, al ser un tipo de discriminación, la gordofobia no se trata de un debate puesto que los cuerpos ajenos no pueden estar a discusión, refieren a EMEEQUIS las personas entrevistadas, cuyos enfoques son sobre nutrición, derechos humanos y desde la experiencia de habitar en cuerpos no normativos.

EL CASO DE MICHELLE RODRÍGUEZ Y LA EXPERIENCIA DE SER GORDA

El pasado 25 de enero, la revista de circulación nacional Marie Claire publicó en sus redes sociales la portada de la edición de febrero con la actriz, productora y comediante Michelle Rodríguez.

Al interior de la revista aparece una sesión de fotografías de Rodríguez acompañada de una entrevista con ella que cuenta, entre otras cosas, de sus proyectos profesionales y del gozo de abrirse camino en la industria donde recalca, es importante la representación de personas y experiencias diversas.

Sin embargo, los comentarios en redes sociales se polarizaron hacia una arista en la que se difundió el odio mediante las críticas y burlas a su cuerpo bajo la supuesta preocupación por la salud de la actriz, por lo que, días después, la propia Michelle Rodríguez publicó un video en sus redes sociales en el que dé inicio celebró la publicación y posteriormente hizo alusión a los comentarios negativos que recibió.

“Hace tiempo existe la conversación de si la gordofobia existe o no y creo que con esto se demuestra que existe y que en nuestro país lo tenemos mínimamente platicado. Así como hubo mucha gente tomándose el tiempo para hacer comentarios positivos, hubo mucha gente tomándose el tiempo de tener grandes discusiones, en hablar de mi persona con adjetivos muy feos. Dicen que no me veo bien, que estoy gorda y que esto no debe pasar. Que estamos romantizando la obesidad, que qué asco, que por qué yo estoy en una revista si me veo como me veo”, dijo la actriz.

“Poder ver la gordura de alguien a simple vista no es una invitación para opinar sobre su salud”, responde al respecto Rosy Pérez, maestra en Derechos Humanos en entrevista para EMEEQUIS.

Rosy, quien a través de su experiencia ha generado contenido sobre la gordofobia y el body positive en diversos artículos y podcasts, explica que si se ha involucrado tanto en el tema es porque desde que tiene uso de razón ha sido gorda y se le enseñó a leer su cuerpo como un problema por resolver.

“Es casi imposible planear una vida plena con un problema siempre a cuestas, es muy difícil sentirte merecedor de algo si eres un problema. Podría decir que antes del body positive mi vida fue esta gran pausa que tenía como único objetivo adelgazar; no habían planes antes, en medio, ni después, y habían muchos y variados intentos fallidos. Mi primera dieta fue a los once años de edad y en mi repertorio quirúrgico tengo un balón gástrico, una banda y un bypass y fue así en un día de esos, en los que sientes que la vida es como estar en el mar mientras una ola te bota detrás de otra sin poder tomar oxígeno, completamente derrotada, que me permití coquetear con la idea de ¿qué pasaría se dejó de odiarme con tantas fuerzas?, y por un segundo, se sintió como que alguien me había lanzado un salvavidas”.

El lema de la actriz es: “Mi cuerpo no es una batalla, es una revolución”.

Sobre el caso de la actriz, Rosy responde con otra pregunta “¿por qué habría que negarle a Michelle Rodríguez esta representación? Es una mujer exitosa, como tantas otras que han aparecido en la portada de esa misma revista, con una larga carrera en el cine y la televisión mexicana. Lo que la hace diferente a todas las demás, es que ella es una mujer gorda, y no es que nunca hubiéramos visto cuerpos gordos en los medios de comunicación mexicanos, pero los contextos siempre fueron otros, Michelle aparece en un papel protagónico, feliz, tranquila e incluso ¿contenta con su cuerpo?”.

Para la especialista en Derechos Humanos, la incomodidad de las personas con gordofobia está en que los cuerpos gordos “se salgan de la narrativa” como en el caso de Michelle Rodríguez.

“Llegaron al punto de decir que por aceptar la portada, que se merecía, Michelle estaba promoviendo la obesidad, como si el simple hecho de atreverse a disfrutar la vida que ella construyó pudiera de alguna manera ser una campaña en contra de la salud. Revisen nuevamente la revista, en ningún momento promueve la gordura como un objetivo por alcanzar”, agrega.

María Fernanda Cervantes Mora, nutrióloga especialista en Trastornos de la Conducta Alimentaria con un enfoque no peso-centrista, coincide con Rosy: “para empezar creo que no deberíamos de haber estado hablando del cuerpo de Michelle, ella no hizo nada más que existir, ser entrevistada y que le tomaran una foto. Entonces justamente estos comentarios por preocuparse por su salud creo que no es más que incomodidad”.

SALUD SIN ESTIGMAS

Ante este panorama de gordofobia, Rosy responde a EMEEQUIS que le encantaría que todos los médicos leyeran, al menos “por dar el beneficio de la duda”, las investigaciones científicas que hablan sobre la importancia de no centrar la salud en el peso de las personas.

“Es importante que recuerden que las personas gordas, y cualquier persona enferma, sigue siempre siendo persona y por lo tanto sigue mereciendo un trato digno y humano. Quiero pensar que todos los médicos, como me dijo una de los seres que más admiro en el mundo, escogieron su carrera, no por vocación a la medicina, si no por vocación a la gente”, responde.

Andrea Celeste Alvarado Sánchez es nutrióloga, maestra en Investigación Clínica y coordina el área de Nutrición de Desarrollo Estudiantil de la Universidad de Guanajuato. Explica que entre los propios profesionales de la salud ha pasado por una educación gordofóbica y peso-centrista (aquella que toma al peso como el principal eje para diagnosticar) donde no se acepta que hay una diversidad de cuerpos.

“Me ha costado mucho saber y reaprender que la cultura de las dietas es un camino erróneo en el muchas personas de mi área satanizan la comida y pues no, no hay alimentos buenos ni malos. Nos hace falta mucha empatía –como especialistas y personas– porque si no tenemos un cuerpo gordo no sabemos lo que es que te discriminen así, y mucho menos decir que porque una persona existe ‘romantiza’ el sobrepeso”, explica.

Sobre el hecho de “satanizar” alimentos, las nutriólogas coincidieron en que desde todas las áreas es muy importante erradicar campañas negativas en las que más allá de informar a la población, se caricaturizan los cuerpos y estereotipan alimentos como si solamente ciertas personas lo consumieran.

Las especialistas hablaron sobre las campañas de alimentación saludable por parte de la Secretaría de Salud, como el spot de televisión en el que las botargas atléticas son frutas y verduras, mientras que las botargas gordas son alimentos procesados que denominan como chatarra.

En 2022 EMEEQUIS reveló que el cómic realizado por El Fisgón titulado “¿Qué te estás tragando?” realizaba una caricaturización similar en la que mitificaba a las personas gordas como consumidoras de alimentos procesados, la cual incluso fue calificada como desafortunada por el Colegio Mexicano de Nutriólogos.

“Las campañas federales estigmatizan a los cuerpos gordos y enaltecen a los delgados, propiciando la discriminación, además de esto catalogan los alimentos en buenos y en malos cuando el alimento no tiene moralidad, los alimentos son más o menos nutritivos, no tienen bondad o maldad puesto que no llevan acciones a cabo. Se vuelve una caricaturización exagerada, en la que realmente no le explican a los niños, como si estos no pudieran entender, y el mensaje no queda claro, puesto que no te permite extrapolar los conocimientos a otro tipo de alimentos y utilizar el conocimiento en tu vida diaria para poder hacer elecciones más sabias a la hora de elegir qué alimento consumir, es decir, a menos de que se te presenten exactamente los personajes del anuncio, te quedaste en las mismas”, responde al respecto Rosy.

A su vez, María Fernanda agrega que en las acciones gubernamentales se responsabiliza a los ciudadanos, en vez de brindar un sistema de salud digno y preventivo es más cómodo.

“Es mucho más fácil decir ‘es tu culpa’ o que si comes una pizza eres gordo y vas a ser gordo siempre y si comes una manzana todo se va a arreglar, que dar un sistema preventivo de salud donde atiendan a todas y todos, ¿no?”, dice.

La nutrióloga explica que así como la alimentación es un factor importante en un estilo de vida saludable, esto no significa caer en conductas de riesgo que lleven a un trastorno alimenticio como realizar ayunos, saltar alimentos, compensar atracones con sesiones extenuantes de ejercicio y otro tipo de actividades que castigan la comida.

«La solución que nos proponen es ser delgados como si eso solucionara todos los problemas, incluso de salud cuando no. Las dietas restrictivas no son sostenibles con el tiempo, los estudios con los que nos formamos los profesionales de la salud no evalúan si estos esquemas se sostienen más de cinco años. Estos ciclos de subir y bajar de peso crean estrés metabólico, inflamación, cortisol y otras enfermedades que se atribuyen a la gordura», explica.

Asimismo, existen otros factores en los que las enfermedades como las del corazón o la diabetes suelen vincularse directamente con las personas gordas, no son exclusivamente de estas.

Por ejemplo, Theodore Feldman, director médico de prevención y salud comunitaria de Miami Cardiac & Vascular Institute en Baptist Health South Florida señala que el colesterol alto –uno de los factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares– no solo depende de la nutrición, sino que otros hábitos como la actividad física, el estrés, tabaquismo también son determinantes.

“Hay muchas personas que tienen diabetes y presión alta que tienen el colesterol alto, sin embargo, tienen un peso normal”, dice el Dr. Feldman. “Además, hay muchas personas que son obesas y tienen la presión normal, el azúcar normal y el colesterol normal”, detalla.

En el mismo estudio, el especialista señala que se tiene la concepción de que las personas delgadas no tienen ninguna condición de salud por lo que se asume que nunca tendrán niveles altos de colesterol ni se les cuestiona los alimentos que consumen.

Al respecto, Rosy agrega que es muy común que las personas delgadas con malos hábitos, como fumar, beber, o incluso comer comida procesada, sean mucho menos criticadas.

“Muchas de las críticas que justificamos en nombre de la salud, en realidad están hechas en nombre de la estética. La realidad es que si te interesa la salud de alguien, es una relación más bien personal, y no una con la que llevas con un extraño del internet, resulta complejo creerle a alguien que no me conoce que su motivación para agredirme sea mi salud, y esto claro dejando completamente de lado los estragos que esto pudiera causarle a mi salud mental, la cual aparentemente le tiene sin cuidado.”

¿UNA SOLUCIÓN?

La alimentación y el peso pueden ser un factor en varias enfermedades, pero no son los únicos explican las especialistas, pues también es importante llevar un buen descanso, lidiar con el estrés y tener un ritmo de vida que permita realizar estos hábitos, pero si es sistemático y hay un transporte público deficiente que hace que tus tiempos de traslado sean largos y no puedas preparar tu comida, los salarios bajos y la inseguridad te estresan, una apuesta real por la salud debe ser integral, coinciden.

“Las políticas públicas deben ser con un tema de justicia social, donde no se vuelva restrictiva o condicionante el acceso a la salud en donde habrá atención solamente hasta que bajes de peso, o se te estigmatice. O por ejemplo, qué ganas te van a dar de ir a hacer ejercicio o inscribirte a un gimnasio si todos los pósters tienen a personas con cuerpos delgados, el impacto es muy fuerte porque desincentivan a otros a tener hábitos saludables si no logran cumplir el objetivo que es bajar de peso drásticamente”, responde María Fernanda.

“No podemos decir como especialistas que si te duele la cabeza, la rodilla o no puedes embarazarte, todo se le atribuya al peso. Es violencia estética, debemos ir más allá y como sociedad alejar la publicidad dañina de redes sociales donde muestran que una persona gorda es triste y la que baja de peso es maravillosa y feliz”, reitera Celeste.

Rosy agrega que es necesario alejar la idea de alimentos prohibidos, que desde su experiencia, hizo fuera todo o nada, provocando que su relación con el alimento cayera en los extremos.

“Yo creo que lo mejor, más que una campana caricaturizada que caiga en exageraciones, le apostaría a una verdadera campaña de educación dentro de las escuelas como parte de su formación, donde las infancias conozcan sobre todos los tipos de alimentos y sepan que pueden consumirlos, porque la realidad es que estarán expuestos a todos y no existirá el niño, ni el adulto honestamente, que deje por completo de comer comida procesada y se pierde la oportunidad de crear un mensaje de consumir todo con moderación.

Me parece que los medios de comunicación deberían representar la realidad que vivimos, y eso nos debería de incluir a todos, cuando no formas parte de quienes salen en la tele, revistas o publicidad que consumes, el mensaje tácito es claro, no eres lo suficientemente importante para ser representado. Quienes tengan la intención de ser incluyentes y crear espacios para la gente con cuerpos diversos y personas en situación de vulnerabilidad, deben tener la sensibilidad para lograr que estos espacios sean seguros para nosotros, y no caer en la mala maña de sólo cumplir con la cuota de diversidad o incluso en el peor de los casos únicamente alimentar el morbo”, finaliza.

Por @FridaMendoza_

Información de www.m-x.com.mx

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