¡Así no Juana…!
El Código
Manuel Fernando López
“Quien no conoce a Dios, a cualquier barbón se le hinca…”
Tardé varias horas para digerir la estupidez –estulticia para no lastimar—cometida por Juana Barrera, quien como tantos tiene rato ostentándose como periodista y,¡ claro! cobrando como tal, en forma jugosa donde haya lugar, sobre todo en la generosa teta del gobierno estatal.
Juana: conocí a tu hermano, José Guadalupe Barrera –“El gordo”—amo y señor del cinismo, conocedor como tal de los políticos; pero a la vez dueño de olfato reporteril y, poderosa y amena redacción
En lo único que lo superas, es en lo primero; jamás en lo segundo y, menos aún en cultura; quizás como tantos émulos piensas que el periodismo es por ósmosis. Equivocación total y brutal, eres una más de las focas en turno aplaudiendo al gobernador y a sus funcionarios.
Tu cinismo va más allá, como recientemente lo confirmaste en la rueda de prensa con la regidora Fany Duarte, estando presentes el Senador Heriberto Aguilar y la recién nombrada presidenta de Morena en Sonora, Judith Armenta.
Grotesco el espectáculo que diste, agrediendo a un reportero de los pies a la cabeza como César Fraijo, en aras de quedar bien con los nuevos amos y, a quienes sirves tan rastreramente.
No es cierto: te humillaste tú; porque el periodismo te es ajeno, como a un pingüino el desierto; cuánta razón tiene el colega Alejandro Islas Galarza al titular su columna “¡Ya ni la friegan!”
En alusión al ridículo que hiciste, como si alguien ($) te erigiera en fiscal y conductora de las entrevistas; en tu vida sabes cómo se categorizan éstas y, demás géneros del periodismo; hoy por hoy, invadidos con especímenes como tú.
Flaco favor le haces a quienes “defiendes” de preguntas molestas –para ellos—de verdaderos reporteros, cumpliendo solo su deber, mientras tú y otros émulos, al término, esperan el boletín oficial y “subirlo” a su medio respectivo.
¡Así no Juana!, de haber llegado a una de las múltiples redacciones donde he trabajado y con “tigres”, te hubiera sacado a patadas, como a tantas rémoras cobijadas en algo tan grande como el periodismo.
Oriana Fallaci y el polaco Kapuscinsky, volverían a morirse de vergüenza de haberte conocido, junto a tantos “idiotas útiles” del poder en turno.
Única y última vez que un águila caza moscas.
¡La suerte está echada!