El humor del Presidente
ESPECIAL, jul. 1.- El presidente López Obrador anda de malas y se nota. El asesinato de Hipólito Mora, exlíder de las autodefensas en Michoacán, multiplicó las críticas a la estrategia de “abrazos, no balazos”, a la que se aferra a pesar de los resultados.
La realidad del día a día refleja que su gobierno está rebasado por el crimen organizado, que asesina, secuestra, extorsiona, roba y se exhibe a sus anchas.
Pero el tabasqueño evade responsabilidades. Lleva cuatro años siete meses en Palacio Nacional con la misma cantaleta: lo que ocurre en materia de inseguridad es culpa de Felipe Calderón (2006-2012) y de Enrique Peña Nieto (2012-2018).
“Lo heredamos”, dijo ayer, sin el menor rubor. La prueba reina de su alegato tiene nombre y apellido: Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Calderón. Este hombre dejó el cargo en 2012. Fue arrestado y encarcelado en EU desde diciembre del 2019. Lo acusan de posesión y distribución internacional de cocaína.
Su figura es utilizada en los discursos oficialistas para justificar la incompetencia de los actuales responsables de la seguridad pública. Todo el mundo sabe que el Presidente tiene otros datos. Pero incluso las cifras oficiales lo contradicen. Hay más asesinatos que nunca. Las masacres, los cobros de piso, los ataques en las carreteras, el horror y el miedo, son cosa de todos los días.
Lo que más lo irrita –y no lo esconde– es que la prensa crítica exhiba el fracaso de su estrategia de seguridad de abrazos que, según él, “ataca las causas”, pero no reduce los asesinatos. La portada del periódico Reforma provocó ayer su ira. Le dedicó parte de la mañanera. Hizo que la desplegaran en la pantalla de la ignominia. Decía el título a ocho columnas: Desafía el crimen. Y abajito, las notas de los asesinatos de Hipólito Mora y el secuestro y muerte de Jesús González Ríos, dirigente municipal del PVEM en Copala, Guerrero.
“Es el Alarma!, nada más que dirigido a nosotros. Porque la revista Alarma!, que existía antes, pues era de pura violencia. Pero esto es dirigido a nosotros y a manipular. Es el Alarma! de nuestro tiempo. ¿Ustedes creen que una portada así se publicaba en la época de Salinas, de Zedillo, de Fox, de Calderón, de Peña Nieto?”, preguntó. Y siguió con ataques a Jorge Ramos, Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva y Carmen Aristegui… sus clientes de siempre.
* El humor de López Obrador seguramente cambiará este sábado a las cinco de la tarde. En la plaza de la Constitución va a encabezar la celebración del quinto aniversario del “triunfo del pueblo”. Seguramente presumirá el “superpeso”, el alza récord en el salario mínimo, las familias beneficiadas por los programas sociales, defenderá los abrazos no balazos, repetirá “no somos iguales”.
¿Y los 156 mil homicidios dolosos cometidos desde el 1º de septiembre de 2018? ¿Y el desastre en el sistema de salud, la escasez de medicamentos, el bajo crecimiento económico, la inflación, el cierre de las estancias infantiles, la desaparición de los fideicomisos?
¿Y el despilfarro en el Aeropuerto de Texcoco, desaire al Felipe Ángeles, el encarecimiento de Dos Bocas –que ya se inauguró, pero no ha refinado un sólo barril–, los 3.8 millones de pobres más, el fraude en Segalmex, las flagrantes violaciones al Estado de derecho?
De eso no va a hablar y, si lo hace, será para responsabilizar a otros. “Llevamos cinco años del triunfo y de gobierno cuatro años y medio. Imagínense, para enfrentar 36 años de corrupción, de saqueo, de contubernios, de impunidad… hemos avanzado muchísimo porque hemos trabajado de manera intensa”, dijo en la mañanera de ayer.
Y aún le quedan quince largos meses en Palacio Nacional.
* Luis Carlos Ugalde, exconsejero presidente del IFE, es hoy el director general de Integralia Consultores, empresa de inteligencia política y legislativa. El pasado martes desayunamos con él. En la charla surgió el tema de los empresarios y sus preocupaciones ante lo que asoma de cara a las elecciones presidenciales del 2024. Ugalde habló de las dos inquietudes centrales de ese sector:
1. Que Morena obtenga mayoría calificada en las urnas para concretar las reformas que se le atoraron a López Obrador –electoral, eléctrica, Guardia Nacional, obras prioritarias del gobierno y las que se le ocurran– 2. La posible toma de decisiones estridentes por motivos electorales. ¿Ejemplos? La retórica contra Estados Unidos, las expropiaciones, la persecución política y el endurecimiento de los ataques a los ministros de la Suprema Corte de Justicia que no se han doblado.
La multitud que irá al Zócalo, ya lo verá, seguirá gritando junto con las corcholatas e invitados especiales: “¡Es un honor estar con Obrador!”.
Información de www.excelsior.com.mx