Invisible, nuevo plan en defensa de la vaquita marina
ESPECIAL, jun. 3.- Mientras un crucero de investigación surca las profundas aguas del Alto Golfo de California, para tratar de observar y escuchar a los últimos sobrevivientes de una especie única en el planeta que parece estar condenada a la extinción, la realidad se impone en la región. ¡Se busca a la vaquita marina!
En San Felipe, Baja California, y el Golfo de Santa Clara, Sonora, nadie conoce ni ha visto nada del nuevo Plan de Acción sometido por México al visto bueno de la comunidad internacional, para la conservación del mamífero marino en mayor peligro del mundo, que muere ahogado en las redes ilegales utilizadas para capturar al pez totoaba, altamente cotizado en el mercado negro de China.
En un recorrido realizado por Excélsior en la colonia Salinas de Gortari, encontramos uno de los muchos cementerios clandestinos de pez totoaba que existen a las afueras de esta comunidad pesquera. Tan sólo en el lugar pudimos contar ocho cadáveres en avanzado estado de descomposición.
La mayoría de los restos, que tienen aproximadamente un par de semanas en este improvisado tiradero a cielo abierto, son hembras, que se sabe tienen la vejiga natatoria más grande y que, por lo tanto, representan mayores ganancias para los pescadores furtivos, que esta temporada obtuvieron dos mil 200 dólares, poco más de 39 mil pesos, por cada kilogramo de buche de pez totoaba a pie de playa.
*La comunidad internacional evaluará el nuevo plan de la vaquita marina, y de no encontrar avances, regresará la suspensión de exportaciones en México. Foto: Ernesto Méndez.
El precio es bajo si tomamos en cuenta que hace un par de años se pagaba hasta 80 mil pesos por kilo, de ahí el mote que se ganó de “La Cocaína del Mar”.
La corrida de la totoaba va de marzo a junio, que es cuando las hembras se acercan a la orilla de la playa a desovar, y el momento que aprovechan pescadores furtivos como Elías, para capturarlas con redes de entre 12 y 14 pulgadas de luz de malla, conocidas como “Malludo”, “Spectra”, “Trapo” o “Cimbras totoaberas”.
Esta temporada estuvo más calmada que otros años, casi no hubo producto, porque no hizo mucho frío. ¿Qué es lo que buscan?, ¿Qué tipo de vejiga?, la de totoaba, está el macho y la hembra, la de hembra es la que vale. ¿Cuánto se está pagando por buche a pie de playa?, dos mil 200 dólares el kilo. Y más o menos en un día bueno, ¿Cuántas totoabas agarran?, 30.
¿Eso se divide entre varias personas?, ¿cuántos van en la panga?, Se reparte 50 y 50 entre el dueño y los trabajadores, un 50% se va para los trabajadores a partes iguales. ¿Hay mucha gente dedicada a esto aquí en San Felipe?, la mayoría de los pangueros, los dueños tienen equipos totoaberos”, reveló el “buchero”, que accedió a platicar con nosotros con la condición de no revelar su verdadera identidad.
Según las propias investigaciones del gobierno mexicano, detrás del tráfico ilegal de totoaba está el crimen organizado, el llamado Cártel del Mar, y una amplia red internacional que se dedica a la captura de este pez endémico, exclusivo del Alto Golfo de California en veda desde 1975.
Los integrantes del grupo delictivo, también preparan los buches que se venden secos y deshidratados, y los trasladan, a veces por tierra a Estados Unidos y luego por aire hasta su destino en China, donde, además de ser consumidos en sopa o utilizados en la medicina tradicional, son considerados como símbolo de poder entre las familias adineradas o entregados como dote en las bodas.
¿Qué tanto se ha metido la maña ya en este tema?, no la verdad, no sabría decirle, nosotros nada más nos encargamos del charco, del agua, ya lo que pasa en tierra es otro asunto. ¿Cuándo alguna autoridad te ve capturando totoaba, hay problema?, pues unos corren con mala suerte y los agarran, a otros no, pero la mayoría de las veces te dan chance de irte.
¿Con lo que has ganado de la venta de totoaba, qué has comprado, te has comprado un bien? no, nada, dinero mal habido se va de volada”, manifestó Elías.
*Un crucero de investigación surca las aguas del Alto Golfo de California, para tratar de observar y escuchar a las últimas vaquitas marinas. Foto: Ernesto Méndez.
Lo cierto es que el nuevo Plan de Acción para la protección de la vaquita marina aprobado hasta el tercer intento por la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), y reservado ahora por cinco años por el gobierno de México, sigue siendo un misterio, porque nadie lo ha visto ni lo conoce.
Sigue lo mismo, las pesquerías se siguen haciendo al mismo nivel. Hasta ahorita no ha habido ningún cambio”, confirmó Ramón Franco Díaz, presidente de la Federación de Cooperativas Ribereñas “Andrés Rubio Castro”, de San Felipe, Baja California.
Jesús Enrique Morales, integrante de la Cooperativa Nuevo Golfo, en Santa Clara, Sonora, afirmó que la estrategia ha brillado por su ausencia, “no hemos visto trabajo, ni reflejado nada de lo hablado y de lo acordado”.
El riesgo es que en noviembre, la comunidad internacional hará la primera evaluación de este nuevo plan vaquita marina, y de no encontrar verdaderos avances y cumplimiento de las metas, regresará el embargo contra México y la suspensión de las exportaciones de especies reguladas por la CITES, que costaría a ejidos, comunidades rurales y pueblos indígenas, más de mil 500 millones de dólares anuales.
Los principales impactos serían para las ventas al exterior de aletas de tiburón, cera de candelilla, tarántulas, piel de cocodrilo, orquídeas, trofeos de caza de borrego cimarrón y árboles maderables de caoba y cedro.
Realmente el gobierno tiene un problema bastante fuerte en sus manos y dudo yo que lo resuelva, y lamentablemente va a afectar a terceros que nada tiene que ver ni con el Alto Golfo, ni con la vaquita marina”, advirtió Alonso García Lucero, presidente de la Sociedad Pesquera Faro García, en San Felipe, Baja California.
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