Para salvar a la vaquita marina, pesca de totoaba debe combatirse como crimen financiero internacional: Lorenzo Rojas-Bracho

Lorenzo Rojas-Bracho es el investigador principal del proyecto Operación Esperanza, una colaboración entre la Conanp, la Armada de México, y la organización Sea Shepherd Conservation Society.

San Felipe, Baja California, jun. 16.- Aunque la población de vaquita marina (Phocoena sinus) ha declinado, genéticamente no está condenada a la extinción; para salvarla, debe combatirse a la pesca ilegal de totoaba –en cuyas redes muere ahogada–, como crimen financiero internacional, afirmó el doctor Lorenzo Rojas-Bracho, quién ha dedicado más de dos décadas a evitar que la vaquita marina desaparezca del único lugar donde habita en el planeta: el Alto Golfo de California.

Rojas-Bracho es el investigador principal del proyecto Operación Esperanza, una colaboración entre la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la Armada de México, y la organización Sea Shepherd Conservation Society, por lo que del 5 al 26 de mayo, participó en el Crucero de Observación Vaquita 2024, que identificó de seis a ocho ejemplares, cuatro menos que el año pasado.

En un mañana en la que fuertes vientos impidieron continuar con la misión en el mar, el científico ofreció una larga charla a MILENIO, en la que consideró que el nuevo gobierno federal –que ahora sabemos será encabezado por la doctora Claudia Sheinbaum–, debe redoblar los esfuerzos para poner fin al tráfico ilegal de totoaba, cuyo principal mercado es China, y al mismo tiempo, mejorar las condiciones de los pescadores a quienes se les retiraron subsidios durante esta administración.

“Hay varios estudios en los que se demuestra que el problema de la pesca y la totoaba, no tiene que ver con poner vigilancia nada más, tiene que ver con tratarlo como un crimen financiero internacional. Es un tráfico de finanzas que van de mano en mano, y que luego, con eso pueden comprar armas o fentanilo. Entonces, si no tratas esto como un crimen financiero internacional, no lo vamos a resolver”, asentó.

“No es un problema biológico, de conservación, es un problema mucho más grande, donde están metidos los crímenes organizados de México, de China y de otros países. Hay una veintena de países que pueden ser parte de la ruta del tráfico de totoaba; no solo es Estados Unidos, llegó a Panamá, un día me mandaron fotos de Francia, de Taiwán; entonces, mientras no le des esa característica, como en el tráfico de drogas, esto no se va a resolver”.

¿Por qué debe interesarnos salvar a la vaquita y no bajar la guardia?

«Están las consideraciones éticas –que a muchos les vale un cacahuate–, pero es la única especie de mamífero marino endémica de México. Solo existe en México, en esta parte donde estamos, en el Alto Golfo de California. Es parte de nuestra riqueza natural, y México tiene una larga tradición y, muy respetada internacionalmente.

«Yo, que he estado en la Comisión Ballenera Internacional, te puedo hablar del esfuerzo que ha hecho México para evitar que se perdiera la ballena gris, el esfuerzo que hicimos con el elefante marino, y con el lobo fino de Guadalupe. Entonces, hay que salvar a la vaquita porque sabemos cómo hacerlo. Es más complicado ahora, en esa época no había crimen organizado metido, pero había traficantes de pieles o de aceites».

El científico añadió que, si no es por cuestiones éticas, deben preocupar las sanciones comerciales que implica no proteger a la marsopa más pequeña del mundo y en peligro crítico, según la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza.

«México, por vaquita, está en la Lista Roja de Sitios Naturales de la Unesco, Patrimonio de la Humanidad. Ese no tiene dientes, pero manda una señal muy mala a los que sí tienen dientes. Puede haber riesgo de que en CITES, que es la organización que regula el comercio internacional de especies amenazadas y en peligro, sancione a México; la sanción es que no puedas exportar ciertos productos, que son importantes para muchas comunidades».

Algunas de las sanciones son la prohibición para exportar maderas preciosas, aletas de tiburón y otras especies de fauna silvestre y plantas, que se comercializan de manera legal; además de las impuestas por el gobierno del país vecino.

«Están las sanciones potenciales con Estados Unidos, ahora ya hay un embargo que no se puede exportar camarón azul, ni productos pesqueros del Alto Golfo, y ese se extendió porque se movía el camarón de aquí a Puerto Peñasco, y lo firmaban como si hubiera pescado allá y se exportaba a Estados Unidos. Eso afecta a las comunidades, y esa es la tragedia de que la autoridad pesquera no haga su jale, porque cuántos pescadores están sufriendo ahorita para llevar comida a la mesa».

Destacó que Estados Unidos tiene una ley que castiga a los países que no cumplen con las medidas de conservación en maníferos marinos, con el cierre de importaciones de sus productos pesqueros.

«Eso afectaría ya a toda la pesca del país probablemente, por lo menos del Pacífico. Entonces, ahí habría otro impacto económico. Y pueden venir más. La Armada está haciendo un buen trabajo, la Secretaría de Economía está haciendo un buen trabajo para evitar sanciones, pero para que la conservación funcione, todos los actores tienen que participar. Y si uno falla, falla todo, y es lo que está pasando ahorita».

¿Si la principal causa de esta tragedia que vive la vaquita, es la pesca ilegal de totoaba, no es una alternativa cultivar y comercializar los buches de ese pez?

«Muchas autoridades hablan solo de la pesca ilegal de totoaba, pero también mueren en redes para otros peces. La más letal sí es la de totoaba porque la luz de malla, es del tamaño de la circunferencia de la cabeza de la vaquita. La vaquita y la totoaba son más o menos del mismo tamaño. Entonces, cuando llega la vaquita a una red totoabera, se engancha de una manera que se le atora en la cabeza y ya no puede salir».

La totoaba se cultiva muy exitosamente, y hay 12 solicitudes de permisos para cultivarla en otros estados, como Sonora y Sinaloa.

Eso no va a resolver el problema porque ese mercado tiene la característica que quieren buches grandes y para que las totoabas alcancen el tamaño que a los chinos les gusta, tardan años y años. El chino millonario está dispuesto a pagar el vigor silvestre.

En sexenios anteriores, los pescadores que más ayudan a conservar a la vaquita, los que ayudan con la parte acústica, con probar redes de pesca alternativas, son los que han sido más castigados y los que menos compensación recibieron en el sexenio pasado.

La primera estimación de la población de vaquita se realizó en 1997, encontrando 567 ejemplares en todo su rango de distribución; para 2017, los especialistas estimaron que la población de la especie descendió a 30 individuos.

De acuerdo con la UICN, sobreviven únicamente 18 vaquitas. Aunque el actual Crucero de Observación detectó solo de seis a ocho vaquitas en la Zona de Tolerancia Cero, el científico Lorenzo Rojas sostiene que tiene esperanza de recuperación.

«Genéticamente no está condenada a la extinción. Lo único que tenemos que hacer, lo único, es dejar de matarlas para que se recuperen,porque la vaquita es un animal con muchos recursos, y solo necesitamos ayudarla a que no se muera para que se recupere», afirmó.

Por Fanny Miranda

Información de: www.milenio.com

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