La psicología del poder, revela el ADN priísta debajo del color guinda hoy en boga, corrupción, simulación, autoritarismo, imposición, desprecio a la legalidad; el caso del alcalde Jorge Alberto Elías Retes es la confirmación de la regla

ESCENARIO POLÍTICO

José René Rosas

Atrincherado en la alcaldía de Navojoa, a Jorge Elías Retes el cerco se le cierra con el riesgo de quedarse atrapado por su decisión de permanecer en el cargo mientras asume, a su vez, la candidatura de Morena al mismo ejercicio municipal por el próximo período, el estatus inédito de Elías Retes de alcalde-candidato ha sido tema antes y durante la campaña electoral del presente proceso 2024, en relación a la negativa del munícipe interino de solicitar licencia para separarse del puesto cuando menos los 40 días de la etapa proselitista, sin embargo, amparado en el claroscuro de la legislación en la materia, que deja en limbo la necesidad o no de renunciar al cargo para ejercer la candidatura, de mayoría o elección consecutiva, también llamada reelección a la alcaldía por un periodo adicional al ejercido previamente.

No obstante, al margen de la razón legal, el punto de controversia reside en la diversidad de opiniones que tal circunstancia política está generando entre los ciudadanos navojoenses y potenciales electores, unos a favor y otros en contra de esta situación, a medida que avanza el proceso electoral en esta etapa de campañas, la tendencia popular parece cargarse del lado opuesto al planteamiento de Jorge Elías Retes.

Es decir, cada vez son más las voces que se suman al rechazo sobre la decisión del presidente municipal en funciones, es una realidad, aunque de manera general los ciudadanos señalan que una situación similar nunca antes se había visto en tiempos electorales, “todos los candidatos que participaban en la elección lo hacían en las mismas condiciones, es decir, sin desempeñar un cargo público y ser candidatos al mismo tiempo, las diferencias sólo se resumían a que si eras el abanderado del PRI, con todo el apoyo del gobierno, mientras si el aspirante pertenecía a la oposición, pues prácticamente significaba nadar contra la corriente. Por un lado la abundancia y despilfarro de recursos, materiales y económicos en la era de la hegemonía priísta, en el bando contrario, austeridad y total escasez de recursos de todo tipo.

Ahora esos tiempos que presuntamente habían quedado muy atrás, regresan en una nueva supremacía partidista denominada pomposamente la Cuarta Transformación, donde el mismo modelo al que juran y perjuran combatir lo replican, las mismas prácticas, iguales mañas y la simulación de siempre están más vivas y activas que nunca, la imposición, el autoritarismo, las prácticas de corrupción y el desprecio al orden jurídico, están a la orden del día a favor de Morena, el partido en el poder y sus aliados, no hay diferencia, no existe la sana distancia entre el partido oficial y el gobierno en turno, la simbiosis perfecta de control político, como en la Cámara de Diputados, el presidente es el pastor de la bancada de Morena y sus apoyadores.

En este contexto se ubica, nada menos, la circunstancia voluntaria del alcalde Jorge Alberto Elías, consciente de que haber optado por quedarse en el puesto y también ostentar la candidatura de Morena, obedece precisamente al estatus quo de ubicarse del lado político que ejerce, unificado, endosado, el control electoral y de las instituciones rectoras del proceso electivo. Por añadidura posicionarse dentro o fuera del margen legal pasa a segundo término, nada que no se pueda solventar por el IEES, el árbitro del proceso en Sonora, a todas luces cargado a Morena desde el mismo inicio del período oficial del calendario de las elecciones, prórrogas, concesiones, ampliación de plazos, corrección de expedientes, consejeros tapadera, actos anticipados de campaña, entre otras faltas dejadas pasar, con todo lo anterior, qué más da ser alcalde y además participar como candidato, que el piso parejo sea sólo una utopía; en resumen, el poder desafiante de la ley en la tesis absolutista de que el poder se ejerce, no se comparte, porque dejaría de ser propiamente eso, absoluto, sin rendir cuentas a nadie, imponer su propia ley, su particular visión.

Pero siempre hay un detalle que en su pequeñez crece hasta derrumbar lo que parecía imposible, en este caso específico ese detalle lo representa la gran muchedumbre de personas, de gente, de ciudadanos que gradualmente se van uniendo en un solo frente, si el poder se aferra, no cede y por el contrario muestra el abuso como su carta de presentación, el rechazo ciudadano aumenta al punto de hacerlo retroceder, de volver sobre sus pasos, incluso de claudicar. En esta ruta probablemente camina confiado el alcalde Jorge Alberto Elías Retes, pensando que su tranvía no descarrilará, que no hay forma de frenarlo y, en esta tesitura, tiene su razón personal, tomó una decisión y no se echará hacia atrás, seguirá adelante aunque tope con pared, pero tampoco se descarta que estos precarios 40 días en que combina su autoridad municipal con lo electoral, podrían también ser su Waterloo, tal como lo consigna la historia del emperador Napoleón.

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