Lorenia Valles y Heriberto Aguilar, avalaron como diputados federales la eliminación de apoyos al campo, ahora en busca del voto, prometen defender al sector como Senadores, sin embargo, el que traiciona una vez, traiciona dos veces

ESCENARIO POLÍTICO

José René Rosas

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Los candidatos al Senado por Morena, Lorenia Valles y Heriberto Aguilar, se reunieron con usuarios del Distrito de Riego del Mayo, ahí los aspirantes a legisladores suscribieron el compromiso con el sector agrícola de impulsar en la Cámara de Senadores “una agenda especial para la atención del campo sonorense en  coordinación con las dependencias federales y estatales, no sólo para contribuir al fortalecimiento de las actividades agrícolas, sino también para quitarles del camino obstáculos que frenan su desarrollo”.

Heriberto Aguilar Castillo, integrante de la fórmula morenista, señaló que los principales problemas de este sector productivo en son los altos costos de insumos y servicios,  los factores climáticos y la baja de precios o disminución de ventas de granos y oleaginosas. El candidato de Morena expuso sin duda un diagnóstico preciso, sin embargo, los obstáculos mayores que frenan el dinamismo del campo obedecen a la errática política agropecuaria desplegada por el actual régimen de gobierno del que formaron parte activa como diputados federales.

Desde el mismo inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, a iniciativa del presidente, todo el esquema tradicional de apoyos a la producción y comercialización para el sector primario, quedaron cancelados y el Congreso de la Unión redujo en un 50 por ciento el presupuesto para el campo mexicano, Lorenia Valles como Heriberto Aguilar, en la primera mitad de la gestión morenista, ostentaban el cargo de diputados federales y votaron a favor del desmantelamiento del sistema de subsidios al campo y la eliminación de los precios de garantía en la comercialización, principalmente, de la cosecha de granos como el trigo y maíz.

La ofensiva del gobierno de la Cuarta Transformación contra los intereses de los productores del campo, provocó intensas protestas y movilizaciones de los organismos privados, exigiendo al presidente sostener el modelo de los precios de garantía en la comercialización, no obstante, López Obrador mantuvo una postura impasible argumentando criterios políticos y partidistas detrás de las inconformidades de los productores; en esta lucha por la justicia y respaldo al sector agropecuario, los entonces diputados federales Lorenia Valles y Heriberto Aguilar, no hicieron ni siquiera el intento de defender la causa de los productores del campo; como fue la tónica en el Congreso de la Unión, los ex legisladores “no borraron ni una coma” al documento de la iniciativa presidencial aprobando el duro golpe a la viabilidad productiva del sector agropecuario.

Ahora, en busca del voto popular para representar a Sonora en la Cámara Alta, los abanderados de Morena se ofrecen como gestores para la solución de la problemática que atraviesa esta actividad económica primaria, que aunado a la recurrente sequía, se ubica en la ruta de la debacle productiva; cuando tuvieron en sus manos la oportunidad de ejercer su responsabilidad a favor de los intereses de sus representados, optaron por inclinar la cabeza levantado su mano en aprobación del artero golpe de la 4T a las actividades del campo. Si no lo hicieron antes, nada garantiza que ahora vistan el ropaje de la justicia y la empatía en defensa del interés social; cabe destacar también la falta de valor del recién nombrado presidente de la Sociedad de Usuarios del Distrito de Riego del Mayo, Luis Gerardo Villalobos, por la oportunidad perdida de la menos cuestionar a los pretensos al Senado por su pasada actuación en la Cámara de Diputados.

Los daños colaterales por las afectaciones a las actividades productivas del sector primario, derivado del abandono gubernamental y el  derrumbe de sus soportes estructurales, no es un asunto menor, la dinámica agrícola impulsa el resto de los componentes de la economía en esta zona del estado de Sonora, una recesión en la agricultura del valle del Mayo impacta de inmediato al sector comercial, industria y de prestadores de servicios; la baja en el campo repercute directamente en la caída de fuentes laborales de la cadena productiva, el circulante se muestra escaso y los daños se generalizan, qué decir del impacto en las familias y los hogares ciudadanos, donde las crisis económicas se manifiestan en toda su crudeza.

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