Mexicanos cambian comida tradicional por alimentos chatarra que causan enfermedades

Muchos piensan que sólo los refrescos, las frituras, los pastelillos y los dulces son comida chatarra, dejando afuera cereales de caja y galletas, yogurts y leches endulzadas, sopas instantáneas e incontables productos. Lo cierto es que cada vez más investigadores usan el término “ultraprocesados”, porque es más preciso y engloba a todos esos comestibles.

CIUDAD DE MÉXICO, sep. 27.- Desde hace cuatro décadas, la comida procesada industrialmente invadió las mesas de los mexicanos en detrimento de los alimentos y cocinas tradicionales. Muchos estudios han demostrado que el consumo de los procesados aumenta el riesgo de tener sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer.

“En Defensa del Consumidor”, programa que se transmite por Estudio B, nuevo canal de YouTube de SinEmbargo, se planteó cómo la organización El Poder del Consumidor ha destacado en sus informes que México encabeza una de las tasas más altas de obesidad y enfermedades crónicas a nivel mundial, en donde mueren cerca de 150 mil personas cada año a causa de la diabetes y 220 mil por enfermedades cardiovasculares, siendo el consumo de bebidas azucaradas un factor de riesgo para su desarrollo.

“Nunca habíamos empezado a consumir productos falsos o comida falsa hasta hace muy poco tiempo, no tiene más de 100 años que ahora tenemos toda esta nueva variedad de productos comestibles y esta transición nutrimental viene mucho de todo el crecimiento económico de la globalización, de todos estos cambios que pueden ocurrir en la combinación de las cocinas, la combinación de los ingredientes”, expresó en entrevista Alejandra Contreras, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública. “Podría ser algo muy favorable, pero en nuestro caso el crecimiento económico y la urbanización nos está llevando a cambiar nuestra dieta”.

Contreras explicó que nuestro estilo de vida lo que está haciendo es que dejamos de estar produciendo nuestros propios alimentos en la cocina para dejar que las transnacionales lo hagan por nosotros. “Esto representa que nuestra dieta ya no está compuesta principalmente de de alimentos reales como el maíz, ahora lo que tenemos son estos alimentos ultraprocesados y el maíz, si bien nos va, en las áreas rurales máximo está ocupando el 30 por ciento de la energía en nuestro país”.

Muchos piensan que sólo los refrescos, las frituras, los pastelillos y los dulces son comida chatarra, dejando afuera cereales de caja y galletas, yogurts y leches endulzadas, sopas instantáneas e incontables productos. Lo cierto es que cada vez más investigadores usan el término “ultraprocesados”, porque es más preciso y engloba a todos esos comestibles.

¿Pero qué son los ultraprocesados? Este término se refiere a una clasificación de los productos comestibles según su nivel de procesamiento. Esto ha permitido demostrar que entre más procesados son los alimentos, menos nutritivos resultan y consumirlos traen más riesgos a la salud.

Aunque alimentos, no lo son, pues se trata de productos son comestibles diseñados industrialmente: Son pobres en proteínas, fibra dietética y micronutrientes. Están hechos con poco o ningún alimento fresco. Son altos en calorías, grasas no saludables, ingredientes refinados como azúcares, harinas y sal, además de tener aditivos industriales como colorantes, saborizantes, aromatizantes conservadores, los cuales se emplean para capturar el paladar y hacerlos súper sabrosos y adictivos.

Muchos estudios han demostrado que a mayor consumo de comestibles ultraprocesados aumenta el riesgo de tener sobrepeso, obesidad, diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer.

“Este tipo de ultraprocesados antes, hace 20 años, no ocupaban más del 10 por ciento de nuestra alimentación. Ahora para el 2016 hay estimaciones de que ya estamos consumiendo más de 30 por ciento de las calorías de estos alimentos y en los niños todavía es un poco más alto, llegamos hasta 35 por ciento ahora en América Latina México es el lugar número uno de consumo de ultraprocesados con 214 kilogramos por persona por habitante es decir, que si yo no consumo ultraprocesados pues habrá alguien que consume todavía más para que lleguemos este promedio”, alertó Alejandra Contreras, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública.

Por eso nos debe importar qué hay en nuestra mesa, qué nos llevamos a la boca: ¿exceso de calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sodio?, ¿de qué está hecha nuestra comida?

“En Defensa del Consumidor” se recomendó que para evitar un consumo que dañe nuestra salud es importante identificar el tipo de alimentos y bebidas que comemos; procurar que la base de la dieta sean sobre todo los alimentos y bebidas sin procesar o mínimamente procesados, así como evitar al máximo el consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados.

El etiquetado frontal de alimentos y bebidas permite identificar fácilmente a los ultraprocesados, gracias a los sellos de advertencia en forma de octágono. Indican si un producto contiene exceso de calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sodio. También se recomienda revisar la lista de ingredientes del producto en el etiquetado del reverso.

Por Montserrat Antúnez Estrada

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