Invalidar Plan B: marea rosa, a la Corte

ESPECIAL, feb. 27.- Este domingo 26 de febrero millones de personas se concentraron en el Zócalo capitalino y las principales ciudades del país para defender el derecho al voto.La marea rosa, pese a todos los obstáculos y ataques verbales, volvió a salir a las calles para repudiar el Plan B, como se le ha dado en llamar a los cambios legales con los que el gobierno quiere inutilizar al órgano ciudadano, responsable de organizar y realizar los procesos electorales.

Otra vez, la ciudadanía, sin recursos públicos de por medio, salió a las calles a mostrar su inconformidad con la reforma propuesta por el gobierno y aprobada por el partido en el poder y sus aliados en el poder legislativo.

Con esta reforma se pretende eliminar hasta 85% de las plazas del Servicio Profesional Electoral.

Lo cual implicaría despedir a unas 2,000 personas que trabajan en el Instituto Nacional Electoral (INE) y que se encargan de las áreas que organizan las elecciones en el país.

El Plan B implica, han advertido los consejeros del INE, expertos en el tema y representantes de partidos opositores, un golpe letal para la democracia y una dolosa maniobra de asfixia financiera y recorte de personal.

De acuerdo con los cálculos del INE, el cumplimiento de las leyes contenidas en el Plan B, representaría un costo de 3,500 millones de pesos para el organismo porque obligan a la eliminación de una cantidad muy importante de plazas del Servicio profesional Electoral y administrativas de órganos que están operando y que tendrían que ser desaparecidos.

La ciudadanía que se congregó en el Zócalo pidió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que invalide el Plan B con el que se busca reducir al órgano electoral.

El riesgo mayúsculo –advierten–, es una elección de Estado el próximo año 2024, cuando se definirá quién ocupará la Presidencia de la República.

La defensa de la democracia en México está despertando la unidad y conciencia ciudadana. Veremos.

Tesla, ¿volará la paloma?

Será que el grado de obstinación del presidente Andrés Manuel López Obrador en torno a la ubicación de la gigafactory que desea instalar en México el multimillonario empresario Elon Musk, ¿termine por espantar la inversión por 10 mil millones de dólares que planea realizar?

El presidente de México pasó del cabildeo, al rechazo y luego a la advertencia.

Primero instruyó al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que entrara en conversaciones con el inversionista.

Luego, vinieron las amenazas gubernamentales de rechazo a la inversión, bajo el argumento de la escasez de agua y, finalmente, vino la advertencia de que no dará los permisos que se requieren, si el empresario se decanta por Nuevo León.

La semana pasada dijo con toda claridad que si Tesla se decide por Nuevo León, su gobierno no otorgará los permisos correspondientes “porque no es factible”.

En días previos había argumentado que en Nuevo León no hay agua, para rechazar que se ubique en aquella entidad.

Por su parte, el gobernador Samuel García –quien sí se ha reunido con Musk–, ha venido haciendo declaraciones que dejan ver que va muy avanzado en la posibilidad de que Tesla se quede en Nuevo León.

Ha aclarado que en ese estado sí hay agua tratada, más que suficiente, para proveer a Tesla.

El mandatario local ha dicho que está dispuesto a reunirse con el presidente de la República, pero que todavía no se ha dado la oportunidad.

La cuantiosa inversión de Tesla se ha convertido en un tema en el que el Jefe del Ejecutivo podría estar reeditando aquella decisión de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, para lanzar a los poderosos empresarios involucrados en la construcción del aeropuerto cancelado, aquella frase temeraria: “quién manda aquí”.

Todo indica que al Presidente de México le interesa, el desarrollo en todo el territorio nacional, pero lo que parece más evidente es que le interesa dar fuerza a sus obras emblemáticas con la orientación de las inversiones extranjeras.

Ojalá que los enredos que se están gestando no terminen por “espantar a la paloma” de las inversiones de Musk y de muchos otros más que están interesados en aprovechar el nearshoring. Al tiempo.

Por Marco A. Mares

www.eleconomista.com.mx

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