‘Destazar’ al INE

López Obrador sabe que no basta con sumar incondicionales en el Consejo del INE, sino que hay que ‘destazarlo’, pues los aparentemente leales pueden dejar de serlo.

ESPECIAL, ene. 30.- ¿Cuál es la razón por la que el gobierno federal y Morena buscan ‘destazar’ al INE?

Porque no están seguros de que, aun eligiendo consejeros a modo, puedan tener el control del Instituto.

Le doy algunos antecedentes.

Durante la administración de Andrés Manuel López Obrador se han nombrado a cinco de los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a cuatro de los cinco integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México.

Con los nombramientos de 4 consejeros del INE en el próximo mes de abril, durante el sexenio se habrán elegido a ocho de los 11, incluyendo al presidente del Instituto.

Pareciera entonces que AMLO podría tener el control de tres instituciones clave del Estado mexicano.

Pues no. Resulta que algunos organismos autónomos tienen alguna especie de magia que los convierte en resistentes a la voluntad presidencial.

Veamos el caso de la Corte.

En esta administración llegaron a la Corte Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz, Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcántara.

El ministro Arturo Zaldívar, quien ejerció la presidencia en los primeros cuatro años del sexenio, parecía ser muy cercano al presidente de la República. Así que AMLO podría haber tenido de su lado a cinco de los 11 ministros, una cantidad más que suficiente para impedir la declaratoria de inconstitucionalidad de leyes aprobadas por el Congreso con mayoría de Morena en las dos Cámaras.

López Obrador señaló, sin embargo, que le tiene confianza cuando mucho a dos o a tres ministros.

Se pueden enumerar sin dificultad: Arturo Zaldívar, Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz.

El caso del Banxico es aún más claro.

En la actualidad, solo la subgobernadora Irene Espinosa es la única persona de la Junta de Gobierno que no fue propuesta por López Obrador.

Sin embargo, hasta ahora, el Banco de México ha tomado decisiones con una visión ortodoxa de la política monetaria y ha incrementado las tasas de interés a pesar de la molestia del presidente López Obrador y del mayor costo de la deuda pública que ello produce.

La llegada de Omar Mejía a la Junta de Gobierno no parece cambiar esta circunstancia, lo que se verificará en la próxima decisión que habrá de comunicarse el próximo 9 de febrero, la primera en la que habrá de votar el nuevo subgobernador.

En el caso del INE, en el año 2020 se dio el nombramiento de cuatro nuevos consejeros: Norma Irene de la Cruz, Carla Humprey, Martín Faz y Uuc-kib Espadas.

Todos ellos se sumaron a la mayoría del Consejo para votar la semana pasada de manera unánime para que el representante legal del INE, el Secretario Ejecutivo, Edmundo Jacobo, haga uso de todos los recursos legales a su alcance en todas las instancias, para impedir la vigencia de las reformas legales denominadas “plan B”.

Las experiencias pasadas le indican al presidente López Obrador que no es suficiente en algunos organismos nombrar a personas que parecen cercanas a la 4T.

Las instituciones autónomas como las mencionadas transforman a varios de sus integrantes, quienes toman distancia del presidente de la República.

Quizás por eso, en el caso del INE, la visión es que no basta con sumar cuatro aparentes incondicionales, sino que hay que “destazarlo”, pues si le deja en su integridad, los aparentemente leales pueden dejar de serlo.

Un observador externo no entendería la motivación que existe para debilitar al Instituto en un contexto en el que Morena y sus aliados tienen hoy más posibilidades de ganar la Presidencia que la oposición.

Un INE acreditado podría dar legitimidad y fuerza al triunfo de algún morenista en 2024. Un INE debilitado puede dar lugar a cuestionamientos.

Pero, López Obrador no es alguien que guste de dejar cabos sueltos.

Entiende que su magnetismo no es heredable; que Morena puede fisurarse o incluso fracturarse en el proceso sucesorio, y que tal vez le resulte mejor que cualquiera que sea la candidata o el candidato, lo necesiten más a él para ganar la elección.

Por eso el ánimo de debilitar al Instituto, para poder “operar” más fácilmente el proceso electoral, con objeto de que favorezca a Morena.

Veremos si la Corte permite que la cosas vayan hasta donde AMLO quiere.

Por Enrique Quintana

www.elfinanciero.com.mx

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